Sociedad en declive

Sociedad en declive

Sociedad en declive

Es alarmante cómo nos estamos acostumbrando a los hechos de violencia sin el más mínimo sonrojo o vergüenza. Parece ser que las noticias aparecidas en las páginas de diarios e imágenes en la televisión, acaecidas en nuestro país fuesen de siempre.  Todo continúa igual, sin el menor atisbo de cambio. Nada nos asusta ni nos remueve por dentro.

Peligrosamente, ya estamos en un grado tal de indiferencia frente a las agresiones de la cotidianidad, que lo único que hacemos es mirar al otro lado, mientras podamos defendernos,  a sabiendas de que, somos un país donde el rey es la impunidad en todos los ámbitos y opera una justicia de risa y mofa en el que el hedor del entorno está podrido.

En ese sentido, los hechos que presenciamos de toda índole, como son: ajustes de cuenta,  tiroteos entre bandas  y policías, agresión de género, y demás degradaciones de la sociedad, son sucesos publicados y difundidos para más tarde ser olvidados por los medios y los ciudadanos. Un suceso se cubre con otro suceso de peor magnitud.

En ese sentido, la violencia y el declive moral actual es el espejo de los jóvenes del país, y no es un panorama alentador.   Basta ver la actitud de nuestros políticos, su forma, lenguaje y manejo de dicha “profesión”, en el vale todo, hacer lo que haya que hacer con tal de escalar peldaños, llenarse los bolsillos y seguir en la senda del poder,  mientras pregonan el famoso slogan “lucha contra la pobreza”, y al mismo tiempo, ondean la bandera de la corrupción.

Esta situación,  nos lleva a preguntarnos, ¿qué nos está pasando como sociedad? ¿Hasta dónde vamos permitir que nos arrope por completo esta violencia generalizada?, ¿es en este ambiente en el que deseamos criar a nuestros hijos?

Debemos reaccionar seriamente ante la barbarie en la que estamos viviendo. El gobierno y el sistema tienen que crear más oportunidades laborales, de  educación e inserción en nuestros  jóvenes, a pesar de la crisis actual.  Educar en todos los ámbitos.  Por supuesto, las autoridades del orden y la justicia deben sanearse interna y externamente, ser más competentes y resolutivas, invertir en ejecutar una campaña de confianza de cara a la ciudadanía en base a hechos palpables, y estar bien pagados, para no incurrir en actividades permisivas (quimera!). Despertemos de este letargo en el que nos tiene sumidos esta fatídica violencia rampante.

dunia_dewindt@hotmail.com



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