Sentémonos para avanzar de cara a mayo de 2012 y más allá

Sentémonos para avanzar de cara a mayo de 2012 y más allá

Sentémonos para avanzar de cara a mayo de 2012 y más allá

Todo parece indicar que las elecciones de 2012 volverán a polarizarse entre lo malo y lo peor. Y es que los sectores progresistas, los revolucionarios y los hartos de tanta infamia, nos quedaremos esperando la tercera vuelta que nunca llega.

En lo electoral, los sectores de avanzada han cosechado poco. Al menos yo no conozco una experiencia alternativa exitosa en el poder local, tampoco ha habido grandes logros en el plano legislativo y mucho menos en el plano ejecutivo.

¿Quiere decir eso que aquí no hay buenos dominicanos y dominicanas dispuestos/as a enderezar el rumbo y a aportar sus energías para el cambio?

Yo creo que no, que desde la diversidad, crece cada vez la parte de los dominicanos/as que plantea niveles de ruptura con lo existente. Eso lo he vivido en carne propia en los años que he estado en el camino de las luchas sociales. Aunque falta madurar quizás esas condiciones, la gente que hace la ruptura y que toma conciencia, es cada día más.

Por eso me opuse militantemente a la idea de “Ninguno”, porque entre otras cosas, planteaba la hegemonía de la derrota y el desconcierto.

Aquí no hay ninguno, aquí hay muchos que queremos cambiar. Esos muchos están en todas partes, en los partidos tradicionales, en las iglesias, en los campos, en los gremios, en los grupos de la iglesia, en las izquierdas organizadas, en fin, están en cada familia.

Lo que no ha encontrado ese sentimiento, es una verdadera política o más bien un canal o vía para expresarse.

Si se expresó en la lucha contra la Cementera de Gonzalo, contra la Barrick Gold y por el 4%. Se expresa en las huelgas y movilizaciones, en las reuniones, en las filas de los bancos, en las filas de Edeeste, Edesur y Edenorte, pero sobretodo, en los colmados y un tanto menos, en las caras de los clientes de los supermercados.

Y es que hay pocos dominicanos que se encuentran bien un país gobernado por nuevos multimillonarios que, además de no pagar la luz y dar primeros picazos en torres del lavado, entregan el oro y nuestros ríos a empresas foráneas. Un país secuestrado por el narcotráfico y la delincuencia. Un país en manos de 10 familias que se disputan cada metro como hienas hambrientas. Un país que se seca ambientalmente, se pudre socialmente, que hace implosión moralmente y que naufraga a la deriva. Un país donde la mayoría quiere escapar. Ya ni los acomodados del polígono central se sienten seguros. Y lo demuestran protestando en sus parques.

Aquí hay muchos que estamos conscientes de esa realidad, y de que hay que tomar acción para cambiarla.

Ciertamente que hay que hacer diversos, profundos y extensos análisis históricos, políticos, sociológicos, antropológico y hasta psicológicos para explicarnos las causas del porque en nuestra patria, a diferencia de casi toda América Latina, no termina de cuajar una alternativa.

 

Quizás 45 años de sistemática política contrainsurgente puede ofrecer alguna pista de nuestra conducta.

Habrá otras razones que ameriten los desvelos de los expertos.

Sin embargo, abstrayéndome un poco de las explicaciones científicas, con visos de posible inmadurez e ingenuidad, mi objetivo es aportar a superarlas.

Es por eso que invito a todos los sectores políticos y sociales, del área que sea, muy en especial a los partidos con candidatos presidenciales que plantean cambios y que hicieron real ruptura con el bloque hegemónico (PRD-PLD-PRSC) a que podamos concertar.

Lo que planteo es una posible Concertación; donde sin deponer banderas, ni trayectorias, ni identidades, ni figuras, podamos discutir la posibilidad real de una acción por el cambio.

Esa Convergencia debe ser tan amplia hasta que alcance la línea del cambio verdadero. O sea que debe proponer una real ruptura con lo existente y un desmonte del modelo excluyente que la oligarquía ha impuesto en República Dominicana en lo político, en lo económico, en lo institucional, en lo social, en lo cultural y en lo ambiental.

La idea de un compromiso con un cambio verdadero es clave para unirnos. Si no hay un compromiso con un cambio verdadero, no vale la pena unirnos, más bien conviene adherirnos al Bloque dominante (PRD-PLD-PRSC).

Porque lo que está planteado  es una refundación nacional sobre la base de la superación del modelo anterior.

Un desmonte del modelo neoliberal, del capitalismo dependiente, que permita el desarrollo nacional integral y sustentable, promoviendo el desarrollo del ser humano.

El desmonte del modelo de institucionalidad centralista, autoritario y representativo, por un modelo de democracia de la participación protagónica y soberana del pueblo. Donde la participación social sea el eje fundamental de la construcción política y el accionar ciudadano.

El desmonte del modelo social excluyente que permita el pago de la deuda social acumulada en materia de vivienda, educación, salud, recreación, empleo, seguridad.

El desmonte del modelo de acumulación que destruye el medio ambiente y su sustitución por una coexistencia armoniosa con el resto de la vida y una devolución del carácter patrimonial de los recursos naturales.

El desmonte de los postulados de identidad artificial que conducen a una negación de nuestras tradiciones culturales y la pérdida de las mismas, por la propuesta de un modelo de sociedad basada en la interculturalidad, la diversidad, la promoción de la actividad cultural en todas sus manifestaciones y orígenes.

Para discutir y enriquecer estos ejes, lo que propongo es que podamos sentarnos, todos los sectores preocupados por el país, independientemente de su procedencia, a debatir en lo que podamos avanzar.

Claro que surgirán y en algunos casos prevalecerán diferencias. Eso es importante. Nos uniremos aquellos realmente comprometidos con un cambio.

Unos apuntaremos por un cambio profundo y estructural, otros quizás por uno más superficial.

Sin embargo, el hecho de que se produzca ese debate, esa discusión, esa intención y esa experiencia, estoy seguro de que estaríamos ganando.

Los candidatos proclamados, con discurso de ruptura (y que no se unirán al Bloque hegemónico) saben que solos no podrán torcer este rumbo incierto.

¡Aun no sé qué les impide juntarse!

Aquellos que no tienen candidatos y que no se identifican en los candidatos propuestos, tienen también la oportunidad para avanzar con propuestas concretas.

Exijamos un método democrático para elegir un candidato único y démonos el reto de aceptar los resultados aunque no estemos plenamente de acuerdo.

Discutamos un programa de ruptura, que debe diferenciarse del Bloque dominante.

Estoy plenamente convencido que la Concertación que planteo será difícil y quizás hasta imposible, pero me atrevo a plantearla, y a intentar que se produzca.

Unámonos los buenos, mientras aun quede algo aquí que defender.

Les propongo concretamente, que nos sentemos para avanzar.

 El mayor de los avances en esta coyuntura seria la misma Concertación.

¿Quién acepta el reto?



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