La mayor amenaza externa de la economía dominicana en la actualidad son los altos precios del petróleo y las consecuencias que estas alzas conllevan para la economía global.

El precio del barril de petróleo, acorde al índice West Texas Index (WTI), ha presentado un incremento este año desde su precio base a inicios de 2018 de cerca de US$50 el barril a los casi US$75 en la actualidad.

Tanto el sector empresarial como otros, incluyendo los del transporte y energía eléctrica, han advertido acerca de las funestas consecuencias de continuar estos precios y aun peor, si se incrementan más.

En primer lugar debemos considerar cuáles han sido las razones de las actuales alzas que hemos vivido este año. Las de mayor peso han sido las renovadas sanciones económicas impuestas por la administración Trump a Irán, país que exportaba más del 5 % del total de las necesidades de petróleo globales. Irán posee la cuarta reserva de petróleo más grande del mundo, pero ha tenido serias disputas en el escenario mundial debido al desarrollo de su industria nuclear, que muchos temen podría tener un destino bélico.

Las sanciones anunciadas han tenido un efecto inmediato de una reducción de al menos un 35 % en la producción del petróleo iraní, lo cual no ha sido compensado en su totalidad por incrementos de producción en Rusia y Arabia Saudita, y menos aun por la maltrecha industria petrolera venezolana.

En el corto plazo, los expertos internacionales de mayor reputación esperan que el precio se estabilice en la banda entre los US$70 y US$80 el barril, ya que se espera que la reducción de exportaciones de Irán se compensará con una mayor producción de América del Norte y una menor dependencia mundial gracias a la aceptación del gas natural como combustible primario.

Sin embargo, esta esperada estabilización no es razón para que países no productores como el nuestro implementen medidas de racionalización y ahorro del consumo, cosa aun por verse.