La forma de seleccionar a la inmortalidad de los mejores atletas y propulsores debe cambiar. Es injusto que hombres como Gioriver Arias y Rafael Luis López tuvieron que valerse de la presión pública para que se les reconocieran sus méritos y así ser exaltados.

Ahora con la denuncia de Pedro Guerrero, quien la semana pasada se la puso bien caliente a los miembros del Comité del Pabellón de la Fama, quienes ahora acelerarán las cosas y lo inmortalizarán porque realmente lo merece y eso no puede seguir así.

Por ahí andan Ulises Valentn, el mejor luchador olímpico en la historia del país; propulsores de la talla de Pablo Neftalí Cruz, Humberto Rodríguez y Luis Ángel Montalvo, entre otros, todavía sin ser exaltados y nadie sabe las razones.

Las reglas para la inmortalización de los mejores atletas deben cambiar, porque es muy descabellado que un atleta tenga que esperar a tener más de 45 años para ser elegible.

En Grandes Ligas, los jugadores sólo deben esperar cinco después del retiro, siendo este un tiempo prudente para que nadie olvide sus hazañas.

Fíjense en este ejemplo, Juana Arrendel, la mejor saltadora en la historia del país, se retiró en 2010, es decir, que ya tiene cinco años fuera, pero por tener 37 años, debe esperar ocho más , hasta 2023, para ser elegible, cuando es muy posible que pocos recuerden sus hazañas como atleta.