Niños y adolescentes...adictos a la tecnología

Niños y adolescentes…adictos a la tecnología

Niños y adolescentes…adictos a la tecnología

Durante la última década se han producido vertiginosos avances tecnológicos y un creciente uso de los dispositivos móviles con conexión a la internet. Herramientas como el chat o las redes sociales pasaron del uso privativo del ámbito empresarial al necesario uso personal, según los expertos de ISEP Clinic (www.isepclinic.es), centro de atención clínica del Instituto Superior de Estudios Psicológicos.

Desde esta institución destacan que los adolescentes otorgan un valor fundamental a las nuevas tecnologías y a la internet, como un signo de identidad y de estatus, y su uso se ha convertido en prioritario en su vida.

Estar conectado y poseer las últimas tecnologías para ellos es indispensable”, añade un informe de este centro.

Según el equipo de psicólogos de ISEP Clinic, ser adolescente en la actualidad implica tener el último iPhone, Blackberry, tablet, la PSP o la Nintendo 3DS con conexión wifi, y muchas veces los hijos, incluso, disponen de tecnología más avanzada que la que poseen sus padres.

Antes para los progenitores el celular que llevaban sus vástagos significaba tenerlos controlados y localizados, y les aportaba tranquilidad, explica el informe de este centro.

Pero ahora, después de ver que los jóvenes van a todas partes con estos dispositivos y los consultan continuamente mientras están en la mesa o estudiando, los padres perciben que las nuevas tecnologías pueden ser una gran amenaza que genera en los jóvenes una conducta adictiva, destacan los expertos de ISEP Clinic.

Así, cuando los padres visitan al psicólogo suelen hacer preguntas clave, como: ¿está mi hijo enganchado a las redes sociales?, o ¿es adicto al móvil?, señala el informe de ISEP Clinic.

Estas son algunas orientaciones elaboradas por el Departamento de Psicología Infantojuvenil de ISEP Clinic, para ayudar a los padres a conocer, detectar y afrontar una posible adicción de sus hijos a las tecnologías.

•  ¿Es malo el uso de la computadora para los niños y adolescentes?

Su utilización, al igual que la de cualquier otra tecnología, no es ni buena ni mala, ya que solo se trata de una herramienta de estudio, trabajo, ocio y comunicación. El problema radica, como en todas las cosas, en el uso que se le dé.

  ¿Debemos prohibir el uso de la computadora o el móvil a nuestros hijos?

La respuesta es un no rotundo. Las nuevas tecnologías están y estarán ahí y nuestros hijos, tarde o temprano, se incorporarán a ellas. Lo importante es enseñarles un uso racional y responsable de estas herramientas. Recordemos el viejo adagio “no hay nada más apetecido que lo prohibido”.

•  ¿Qué hago si mi hijo padece una adicción al teléfono móvil?

Es recomendable no ofrecer uso ilimitado (tarifa plana), de entrada, a un niño. También es conveniente controlar el uso del teléfono inteligente o revisar la factura para ver los minutos gastados. Tener internet en el móvil no es recomendable para menores de edad que aún no saben cómo desenvolverse por la red.

•  ¿Cuánto tiempo debo dejar a mi hijo navegar en la red?

No hay un tiempo preciso. Sin embargo, los padres deben tener un criterio al respecto y establecer pautas consensuadas dependiendo de cada caso. Es recomendable que entre semana el tiempo no sea superior a media hora al día y, los fines de semana, se puede ampliar a una hora, dando siempre prioridad a los deberes y trabajos.

•  ¿Puede mi hijo tener acceso directo a redes sociales como Facebook o Tumblr?

Los niños menores de 10 años no deben tener acceso a la internet en solitario: pueden utilizar la computadora como herramienta de juego, ocio, estudio o fuente de información. De los 10 a los 14 años pueden acceder a la internet según el horario y las normas estipuladas bajo supervisión de los padres.

Muchos hijos “prohíben” a sus padres que los supervisen su chat o redes sociales porque, según ellos, estarían “violando su intimidad”. Este argumento carece de lógica si se tiene en cuenta que, a esas edades, los niños pueden ser víctimas altamente potenciales de fraudes, acoso o engaños en internet.

A partir de los 14 años se deben establecer normas muy claras de uso y las respectivas sanciones que se aplicarán en caso de incumplimiento. Los hijos son libres de utilizarlo, pero conociendo los riesgos y peligros de hacerlo y las limitaciones que les ponemos.

CUÁNDO ACUDIR AL PSICÓLOGO

Según la psicóloga Yolanda Vera, directora de ISEP Clinic Terrassa, “los padres que acuden a las consultas psicológicas debido a una posible adicción de sus hijos a las nuevas tecnologías, suelen tener entre 30-40 años, mientras que los niños con adicción al móvil acuden a partir de los 9 años, una edad temprana, pero explicable si se tiene en cuenta que, hoy en día, es frecuente que los niños tengan celular a partir de los 8 años”.

“Los niños con adicción a las redes sociales acuden a la consulta a partir de los 12 años”, añade Vera, que destaca que en este punto es importante recordar que, en algunos países, legalmente los niños no pueden acceder a las redes sociales hasta cumplidos los 14 años.

Para esta psicñloga es aconsejable que los padres acudan a un consultorio psicológico “cuando no pueden controlar los horarios de conexión o bien si, al intentarlo, se genera un conflicto familiar serio”.

“También es conveniente buscar ayuda profesional cuando la adicción es la prioridad en la vida del hijo y por ella delega responsabilidades, como hacer deberes, estudiar, o bien deja de llevar a cabo actividades placenteras por continuar conectado, como puede ser salir con los amigos o jugar”, añade.

Cuando un hijo renuncia a su vida social o familiar y prefiere vivir aislado en su habitación o con su móvil o tableta, también conviene acudir a la consulta psicológica, en opinión de Vera.

Respecto de cuándo sería recomendable que los propios hijos inicien una psicoterapia para solucionar su tecnoadicción, Vera opina que el momento adecuado es “cuando los padres lo decidan, ya que no hay que olvidar que son menores de edad y, por lo tanto, bajo tutela legal de un adulto”.

“Son los padres los que deben decidir cuándo la conducta de su hijo empieza a ser un problema y han llevarlo a un profesional especializado. El menor no debe tener la opción de decir que no. Si se da la situación ideal de que sea el niño o adolescente el que lo pida o solicite ayuda, debemos llevarlo a un psicólogo infantojuvenil sin dudarlo”, concluye la experta de ISEP Clinic.•