La Fiscalía del Distrito Nacional fue apoderada hace poco de una denuncia que involucra a negocios que venden alimentos sin registros sanitarios.

En ese orden nos preguntamos, ¿hay negocios en Santo Domingo u otras ciudades del interior con la osadía de vender productos alimenticios en esta condición?

No causaría sorpresa si fuese así. Hay muchos comercios que trabajan de espaldas a toda regulación o respeto por las leyes. El mejor ejemplo lo tenemos en una multitud de envasadoras de agua que son cerradas constantemente porque operan sin los debidos permisos.

De hecho, todas las empresas de venta de comida, incluidos restaurantes, comedores, cafeterías y colmados, si tienen permiso no son supervisados adecuadamente. Muchas veces porque las instituciones que deben hacerlo no cuentan con el personal debidamente calificado para hacerlo.

Hay negocios que sencillamente operan de espaldas a toda normativa de funcionamiento y reglamentación. A muchos de ellos, cuando son sorprendidos en una mala práctica, incluido el tráfico de productos ilegales, solo se les pide sacar del mercado el inventario denunciado.

No hay sanción, multa o consecuencias mayores. El país requiere mejores mecanismos de supervisión ante ese cuadro de irrespeto; y, de forma más categórica, que el Estado no rebaje, negocie o vulnere su incontrovertible responsabilidad de proteger a los consumidores.