Con mucha frecuencia la subordinación inicia en la mente del que termina siendo subordinado.

Eso suele pasar en lo relativo a la aplicación de la política exterior de República Dominicana.

No solo el Gobierno, sino hasta el ciudadano común se siente subordinado en materia de la aplicación de la política exterior y por eso con frecuencia no se hace lo que le conviene al país y al pueblo dominicano.

Lo vemos en otras áreas que tienen incidencia en el exterior, como es la política migratoria. Antes de pensar hacer lo que, respetando las leyes, le conviene al país, nos subordinamos a los deseos de otros que sí actúan en función de su conveniencia.

Ahora ocurre con el establecimiento de relaciones diplomáticas con China Popular. Muchos han actuado como si lo más importante es qué dirán o pensarán en Estados Unidos y no si el paso le conviene o no a la República Dominicana.

El presidente Danilo Medina, constitucionalmente responsable de la política exterior dominicana, tomó la decisión en virtud de lo que según su convencimiento más le conviene a la República Dominicana.

No hay que estar mirando tanto hacia el Norte, pues en ese litoral siempre se hace lo que a ellos les conviene, incluso tener relaciones diplomáticas con China Popular.

Para dejar de ser lacayo hay que dejar de tener mente de lacayo.