Cuán difícil es a veces para muchas personas irse a dormir sin antes realizar una rutina minuciosa de higiene oral, ignorando que esto es más negativo de lo que realmente piensan.

El peor trato que le puedes dar a tu boca es no cepillarte los dientes antes de acostarte.

Mientras dormimos es el momento durante el cual la cavidad oral se convierte en el ambiente perfecto para el crecimiento bacteriano, durante el sueño producimos menos cantidad de saliva; tomando en cuenta que la saliva nos protege ya que regula el pH oral, neutraliza los ácidos producidos por la fermentación de restos alimenticios y remineraliza el esmalte dental, al descender la salivación conjuntamente el pH disminuye volviéndose ácido y propiciando el desarrollo de bacterias anaerobias.

Dichas bacterias afectan tanto a personas que poseen dientes naturales como a las que no, puesto a que tienen la capacidad de enfermar las encías, aquellos pacientes que portan implantes dentales pueden verse amenazados de igual forma.

Cuando estamos durmiendo permanecemos largas horas sin hablar, sin tomar líquidos y sin comer, es decir que las bacterias gozan de tiempo suficiente para hacer de las suyas. Lo correcto es acortar los lapsos para impedir el desenvolvimiento de las bacterias, por esta razón es que todos los odontólogos hacemos énfasis en la higiene bucal varias veces al día, pero sin duda alguna nunca saltar el cepillado nocturno.

Mientras estamos en reposo no podemos evitar lo que pasa en el organismo, esta fuera de nuestras manos, es el momento en donde nos encontramos más indefensos, lo único que podemos hacer es evitar darle paso a las bacterias destructivas cepillándonos diariamente antes de ir a dormir.

Dios les bendiga abundantemente.

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