Los bemoles del informe del FMI

Los bemoles del informe del FMI

Los bemoles del informe del FMI

Si bien es cierto que el informe sobre el desempeño de la economía dominicana emitido por la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene un tono elogioso, hace señalamientos que son como para encender la luz de alerta antes de que nos explote en las manos una crisis.

Plantea el FMI de manera halagüeña que en 2013 tuvimos un desempeño económico mejor de lo previsto, con un crecimiento del Producto Interno Bruto superior al 4 por ciento, con una inflación controlada en 3.9 por ciento. Cifras que muestran estabilidad macroeconómica.

Sin embargo, la incapacidad de las autoridades dominicanas de cerrar la sangría económica del sector eléctrico ya resulta patética. Cada año se botan en una especie de hoyo negro cientos de millones de dólares.

El año pasado fueron unos 1,200 millones de dólares y para este 2014 se tiene proyectado destinar 1,080 millones en financiar el déficit eléctrico, pero todos los entendidos en la materia saben que esa cifra terminará siendo muy superior.

Esa cifra resulta escalofriante y a simple vista no se vislumbra una solución estable en el corto plazo, aún con la entrada de las muy anunciadas plantas a carbón, con lo que se busca abaratar la matriz de generación de energía.

El FMI llama a la atención por esa situación.

Otro factor negativo es el elevado endeudamiento público.

Según el informe de los técnicos del organismo internacional, el Estado dominicano acumula acreencias equivalentes al 48 por ciento del PIB, que es lo mismo que decir debe la mitad de la totalidad de lo que generan los sectores productivos del país en su conjunto.

Con esos niveles de endeudamiento simplemente no se puede avanzar.

No importa como se quieran presentar las cifras, la lógica común indica que si usted debe destinar a pagar deuda la mitad de todo lo que produce, algo ya no anda muy bien.

Las perspectivas son de que la deuda siga creciendo y eso ya empieza a tornarse preocupante.

El país debe empezar a limitar su endeudamiento y, de ser posible, reducirlo, pues de lo contrario tendremos lamentables consecuencias.



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