La Justicia en el banquillo

La Justicia en el banquillo

La Justicia en el banquillo

Carlos Salcedo

Las tendencias políticas y económicas de nuestras sociedades moldean sus propios avances institucionales. Pero son las reformas concretas que generan un verdadero cambio.

Por ejemplo las reformas a un sistema judicial mucho más independiente y eficiente, se incluyen dentro de las aspiraciones que todavía hoy muchos anhelan.

Un sistema judicial como el nuestro debe moverse entre los límites de la independencia de los jueces, sin llegar al libertinaje judicial. Los jueces no pueden aprovecharse de una excesiva discrecionalidad, ni desobedecerlos mandatos éticos que les son inherentes, irrespetando las normas constitucionales y legales.

Los hechos han demostrado que las reformas de modernización hechas al sistema judicial en los últimos 20 años son insuficientes y que las metas de un sistema fuerte e independiente, con recursos tecnológicos y estructurales, jueces capaces, íntegros, bien remunerados y tribunales eficientes, son posibles solo de manera programática y estratégica. No basta con reformas normativas y reglamentarias.

Los escándalos de jueces corruptos, que deshonran con su comportamiento la comunidad jurídica dominicana, no debe sorprendernos. Sabemos que es un problema pendiente, que no debemos postergar más.

Las sanciones inmediatas deben ser ejecutadas contra quienes violen el mandato legal, de garantizar una justicia imparcial, apegada a los principios constitucionales y preceptos de carácter legal, vinculantes a todos los jueces.

Nadie es tan ingenuo como para aceptar que tenemos un sistema sin jueces corruptos. Admitir la corrupción judicial le crea el compromiso al Estado de Derecho de generar las herramientas preventivas necesarias para combatirla. La sociedad debe jugar su papel de ataque a estos males, pero también el propio sistema de justicia debe mirarse a si mismo.

Existe un gran número de operadores judiciales, que últimamente han salido a la luz pública por comportamientos inadecuados. Pero lo peor de todo es que no es algo de este mes, sino que arrastramos desde hace tiempo.

¡Qué mensaje tan negativo para los dominicanos que día a día buscan justicia!

Para resolver este grave problema solo una opinión pública fuerte,no desarticulada y el empleo efectivo de los instrumentos legales por parte del propio sistema judicial permitirá superar este estado preocupante de la justicia, que ahora vuelve al banquillo de los acusados.



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