Al parecer las autoridades dominicanas no se han dado cuenta de la gravedad de la expansión sin control de un virus dentro de un país turístico.

La competencia regional lo puede usar, porque lo ha hecho en el pasado, para desviar el destino de los turistas que prefieren no correr ningún tipo de riesgo a la hora de vacacionar.

En adición a que ese virus que transmite la chikungunya está provocando un alto índice de ausentismo laboral, que impacta en la productividad global del país.

Los centros de salud públicos y privados han sido desbordados, aumentando de manera considerable la inversión en medicina curativa.

Esos son solo tres aspectos de por qué las autoridades nacionales no pueden permitir que simplemente el virus de la chikungunya se expanda sin hacer los esfuerzos extraordinarios para detenerlo.

Los especialistas han indicado que el virus en esencia es no letal, pero provoca fuertes malestares a los afectados.

Por tal motivo, el Ministerio de Salud Pública tiene la obligación de poner en marcha un plan sanitario para detener ese virus, pero sabiendo que eso solo será posible si dispone de los recursos económicos necesarios.

Cualquier inversión que haga el Estado en esa dirección será mucho menor que las pérdidas que la expansión del virus genera en la economía.

La cruzada no puede ser exclusiva de Salud Pública, aunque sea la institución que la lidere.