Pipí Troncoso contaba que en 1886, casi tres años tras muerto Báez y doce desde su última presidencia, un general fue donde Lilís chismeando que una tropa voceaba “’Viva Báez!” al combatir a los moyistas y por tanto los fusilaría. “¡No!”, respondió Lilís; “ante el peligro cada cual invoca el santo de su devoción…”.

En otro relato similar sobre la persistente devoción baecista de muchísimos dominicanos, Lilís respondió: “Que griten lo que quieran, que Ventura no vuelve. Y además los gallos matan con espuela ¡y no con pico!”.

Recordé ambas anécdotas (¿o es la misma?) al leer cómo algunos amigos del presidente Medina comienzan a plantear por la prensa la posibilidad de que este opte por tratar de ser reelecto aunque ello requiera otra modificación a la Constitución.

Es una enorme paradoja que pese al éxito de la Marcha Verde, los dos aparentes candidatos presidenciales para 2020 sean el propio Medina y otro amigo, el presidente Hipólito Mejía. Debería avergonzar a los políticos jóvenes que las preferencias electorales favorezcan a ambos..