En la presente década el pueblo dominicano demuestra mayor madurez en cuanto a reclamar y hacer que se respeten sus derechos adquiridos.

Prueba de esa madurez está en los reclamos que recibe a diario la Superintendencia de Electricidad de clientes que se sienten estafados por diversos motivos en un servicio de energía eléctrica que no reciben y que, además, son cargados con una alta facturación.

Hace poco el organismo regulador ordenó a las distribuidoras de electricidad acreditar más de 6.4 millones de pesos en beneficio de 877 clientes que interpusieron demandas y fueron acogidas.

Las demandas atendidas tienen un comportamiento muy singular.

El 79 por ciento de los clientes reclamantes se inscriben en el renglón de alta facturación. Siguen, en ese orden, los que alegan irregularidades diversas en la factura y un 7 por ciento por otros conceptos.

Los derechos, cuando no se reclaman oportunamente y de acuerdo a las vías establecidas, se pierden.

Cada día son más los dominicanos que despiertan y se suman a ese ejército de ciudadanos que, con sus reclamos, insuflan calidad al proceso de transparencia que debe imperar en toda transacción que involucre pagar un servicio; y sobre todo cuando se trata de un servicio en crisis y que se presta a todo tipo de fraude, como el de la energía eléctrica.