El presidente Luis Abinader tiene hasta el miércoles de la semana que viene para participar en la inauguración de obras públicas.
La veda de su participación se la impone la ley, vista la cercanía de la fecha de las elecciones y su papel de candidato a la reelección.
Quedarán algunas obras fuera del tupido programa de inauguraciones en el que lo veremos involucrado desde este fin de semana hasta mediados de la semana que viene; es así, la ley es la ley.
Pesada carga
La prohibición de las inauguraciones debe de ser una medida destinada a evitar sobre la oposición el peso de las acciones del Presidente, el que sea, en un ambiente electoral, porque lo tiene sin duda, pero tal vez sea oportuno señalar que no es el único, vista la cantidad de agencias del Gobierno dedicadas a la asistencia social.
Y es que la condición de presidente no es poca cosa en un pueblo acostumbrado todavía a ver en este mandatario una persona investida con un gran poder a la que se puede acercar la gente en medio de una campaña para solicitarle soluciones sociales y auxilios personales.
