De lo que no se puede hablar más

De lo que no se puede hablar más

De lo que no se puede hablar más

Dice el filosofo austriaco Ludwig Wittgenstein que “hay temas que no se pueden hablar y más vale guardar silencio”.

En su tiempo dijo Martí: “En silencio tenía que ser” y ahora lo repite Geraldo, uno de los cinco de Cuba, al hacer alusión al nacimiento de su hija Gema, con una sonrisa llena de picardía.

Mientras una avezada política santiaguera con tono bajo y confidente me agrega que “en política, lo verdaderamente importante, es lo que no se ve”.

Ante tanta compartimentación de una verdad me fui de nuevo a Wittgenstein, encontrando que su famosa frase se refiere al resumen de sus tratados filosóficos acerca de los hechos de que consta el mundo, diciendo que son causales y no necesarios, de la justa adecuación y comprensión de los signos y símbolos y de la lógica del lenguaje y su relación con el mundo.

Según el filósofo, de la religión y la estética no se puede decir nada con sentido y es ahí, que concluye con su famosa afirmación de que, “de lo que no se puede hablar más vale guardar silencio”.

Esta sentencia del filósofo Ludwig Wittgenstein, cuyos intereses estuvieron siempre entre la lógica, la filosofía y las matemáticas, que fue dirigido en la investigación filosófica por Beltrán Russell en Cambridge y reconocido por los filósofos más importantes de su tiempo, nos indica que es bueno irse a la filosofía, desmenuzar conceptos de lo lógico, lo necesario, lo moral, para así poder comprender a tiempo las señales que los símbolos ofrecen, interpretar los mensajes ocultos del lenguaje y descifrar los enigmas que guardan los silencios.



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