Urna de Porcelana, exquisita mezcla de caolín y feldespato

Urna de Porcelana, exquisita mezcla de caolín y feldespato

Urna de Porcelana,  exquisita mezcla de caolín y feldespato

En el salón de la Ventana Geminada de la Casa de Tostado, situada en la esquina formada por las calles Padre Billini y Arzobispo Meriño, protegida por un cristal y encerrada en un marco dorado, reposa una exquisita joya.
Se trata de una urna funeraria, manufacturada en los talleres de Meissen, en Alemania.

Estos talleres fueron los primeros que lograron dar con la misteriosa fórmula utilizada por los artistas artesanos del imperio chino en la producción de la porcelana, material que había enloquecido a las cabezas coronadas de Europa, desde que Marco Polo regreso de su fabuloso viaje por los reinos del gran Kan.

La maravillosa urna funeraria y detalles de la misma.

Al regresar a su Italia natal, trajo consigo varias muestras del delicado tesoro, confeccionado con una fórmula que no se rebelaba a ningún extranjero ya que era manufacturada exclusivamente para las clases dominantes del vastísimo imperio.

A través de la Ruta de la Seda, fueron llegando a Europa, piezas de esta exquisita mezcla de caolín y feldespato. Cuando se estableció la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, en el siglo XVII, uno de sus rubros de comercio más importante, fue la delicada y bella porcelana.

Las cabezas coronadas de toda Europa quisieron tener un taller que elaborase esta frágil maravilla, más apreciada que el mismo oro.

Más adelante, en Meissen, con la llamada pasta dura, se empezaron a confeccionar las piezas, a comienzos del siglo XVIII, gracias al logro de Tschirnhaus y luego de Johan Friedrich Bottger, quien perfecciono el extraordinario material.

Los productos salidos de ese taller se caracterizaron por sus adornos, artísticamente elaborados, con elegancia y buen gusto.

A los adornos agregaron luego escenas pintadas en la primera cochura, para luego someter las piezas, nuevamente al fuego.

Pronto los otros reyes de Europa lograron sonsacar artesanos para establecerlos y poder tener la porcelana en sus respectivos reinos.

Piezas de Meissen
Las piezas de Meissen se caracterizaron también, por tener al centro espacios para retratos o paisajes decorativos pintados por famosos artistas de la época.

La urna funeraria que reposa en nuestro museo fue obsequiada al E
emperador de los franceses, a comienzos del siglo XIX. A finales de ese mismo siglo, el Gobierno francés, a su vez, obsequió la magnífica pieza a Ulises Hereaux. A la muerte del presidente, la urna cayó en manos del poeta Fabio Fiallo quien, se la vendió a don Augusto Chottin.

La urna fue donada por su viuda, doña Graciela García Godoy, cuando estaba en proceso el montaje museográfico del Museo de la Familia Dominicana del siglo XIX, en la Casa de Tostado, gracias a los buenos oficios del ilustre historiador don Emilio Rodríguez Demorizi, quien colaboró con entusiasmo en el proceso de investigación y localización de las piezas que compondrían el museo.

El motivo central de la urna es el rapto de Europa, tema de la mitología griega, muy utilizado a lo largo de la historia del arte: Zeus se enamora de la semidiosa Europa y la rapta, convertido en toro.

La escena interpretada por un artista de primer orden, ostenta en el paisaje celeste, dos elementos de gran simbolismo: a la izquierda un águila emerge de entre las nubes y a la derecha, surgen palmeras del cielo nuboso.

El colocar símbolos en las escenas de un cuadro, no era raro en la pintura europea, por lo que se puede deducir que el conjunto hace alusión a un personaje y a una situación relacionada con él.

Tenía que tratarse de Napoleón Bonaparte; el águila era el símbolo del imperio. El rapto de Europa significaba la conquista del continente por sus ejércitos y las palmeras, la conquista de Egipto.

La investigación
A través del señor Laurent Mirabeau, sobrino del director del Louvre a la sazón, el señor Hubert Landais, se logró que se hiciera una investigación al respecto.

La confirmación de las deducciones, convirtió la pieza en un objeto de resonancia histórica, a nivel internacional.

Además de su motivo central, la extraordinaria pieza, cuenta con una base sostenida por cuatro patas enroscadas al modo barroco, adornado en su totalidad con motivos florales, así como el fuste que sostiene el cuerpo principal de la pieza.

A alrededor, en la parte superior, cuenta con un collar de delicadas frutas y flores, trabajadas y adosadas a la pieza principal, así como cuatro pares de ángeles a cada lado y se encuentra, además coronada por una cubierta en la que reposan las figuras de un caballero y una dama. El conjunto, a pesar de la profusión de adorno y pinturas, resulta elegante y armonioso.

Pieza

—Patrimonio cultural
La urna de porcelana se encuentra en un nicho, rodeada por un marco que ostenta el escudo del emperador y la abeja, su símbolo personal, significando el trabajo continuo. Esta pieza es un orgullo de nuestro patrimonio cultural dominicano.

*Por MARÍA CRISTINA DE CARÍAS, CÉSAR IVÁN FERIS IGLESIAS Y CÉSAR LANGA FERREIRA