Estamos en el inicio de un año electoral que luce será muy activo. Desde 1994 no se celebran en el país de manera simultánea comicios para elegir Presidente, Vicepresidente, senadores, diputados, alcaldes y regidores y para hacerlo más complejo ahora también se eligen por votos directo los directores de distritos municipales, los cuales en el pasado eran designados por las salas capitulares de los municipios a los que pertenecen.

Más de 4,600 cargos se disputarán en las elecciones generales del 15 de mayo próximo. Eso implica que cada partido o bloque de partidos estará presentando candidatos para esos mismos cargos.

En otras palabras, al menos 10 mil candidatos estarán tirados en la calle buscando un cargo electivo.

Corremos el riesgo de caer en una orgía proselitista que nos arranque el sosiego o en un ambiente de violencia política que manche de sangre el proceso.

Por lo tanto, es necesario que cada quien juegue el rol social que le corresponde, para que finalmente nos pongamos los pantalones largos en materia de institucionalidad electoral.

Las autoridades correspondientes deben estar pendientes para que se respeten las disposiciones municipales que buscan evitar el embadurnamiento de las urbes con propaganda política, impedir el uso fondos públicos para promover candidatos (no solo desde el Gobierno) o que se promuevan actos de violencia.

Los “delitos de campaña” tienen que ser sancionados para evitar que ocurran en el futuro
Este proceso electoral es un reto para todos.