Migración, economía y frontera

Migración, economía y frontera

Migración, economía y frontera

Nadie se imaginó que tocar una tecla específica provocaría una irracional y caótica migración masiva en tres continentes. A México llegan a diario caravanas multinacionales, a la que se enrolan haitianos, cubanos, ecuatorianos, venezolanos, africanos y chinos, arriesgándose a perder la vida en el trayecto.

Parte de esta realidad desemboca en Estados Unidos, y de manera específica en la ciudad de San Francisco, donde se desarrolla el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y que reúne a los presidentes de China, Estados Unidos, México, el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, la presidenta de Perú, Dina Boluarte y el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, entre otros líderes.

El foro APEC representantes del 40 % de la población del planeta. En síntesis es muy importante la agenda que llevan los países de la región latinoamericana y del Caribe, entre ellos México, Chile, Perú y, naturalmente, Estados Unidos y Canadá.

En la agenda de México se concentra una parte importante de la convocatoria. El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene como objetivo presentar, en cierta forma, las agendas de países cuyos ciudadanos están migrando de manera permanente con el propósito de llegar a Estados Unidos.

Será el tema de la migración un punto capital en la reunión que el mandatario mexicano sostendrá con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

La conversación entre los dos mandatarios no será limitada. Además, inquieta a Estados Unidos y México temas económicos, de frontera y drogas. Los tres temas se justifican porque lo que haga o deje de hacer uno y otro país en esas áreas se convierte en temas que inciden de manera muy sensible en las relaciones bilaterales.

Entre ambos países hay un vínculo comercial que mueve 855,000 millones de dólares. México es el primer socio comercial de Estados Unidos y las inversiones extranjeras que llegan a México de Estados Unidos suman 15,000 millones de dólares.

El foro, independientemente de la singular y a veces inimaginable realidad política y social que impera en varios países de Latinoamérica, servirá para nuevos enfoques, decisiones y planes que son necesarios para el desarrollo de la región en el quinquenio hacia el que avanzamos.



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