El diablo tienta y es rojo

El diablo tienta y es rojo

El diablo tienta y es rojo

El pasado día 23 de noviembre en el auditorio “Eduardo Latorre” de la Cancillería Dominicana, con la presencia del Ministro de Relaciones Exteriores Carlos Morales Troncoso y el Ministro de Administración Pública, Ramón Ventura Camejo, fue realizada una ceremonia en la cual 57 personas fueron ingresadas formalmente a la carrera diplomática y consular.

Esta acción se encuentra sustentada por la Ley 314 del 6 de Julio de 1964, específicamente en sus artículos 7 y 8. Citó párrafo de éste último: “Adquieren la condición de funcionarios de carrera aquellos que hayan cumplido a la fecha de la promulgación de esta ley, o cumplan en lo sucesivo, diez años de servicios en la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.”

Asimismo, en la nota difundida por el Ministerio de Relaciones Exteriores se indica que se hace en arreglo a…“la Ley 41-08 de Función Pública, el Reglamento 525-09 de Evaluación del Desempeño y Promoción de los Servidores y Funcionarios de la Administración Pública y el Reglamento Provisional de la Diplomática y Consular”.

Hago la salvedad, que es de mi conocimiento, que más allá del “interés” del actual canciller (8 años después), hay organismos internacionales  apoyando que a la diplomacia “se le dé forma”.

Hasta aquí digamos que vamos bien, pero qué resulta: He leído detenidamente el listado de personas a los cuales se les ha consignado el título de diplomáticos de carrera, y la verdad que leo nombres que honran la profesión. Ahora bien, cauteloso como pretendo ser en mis pronunciamientos (por tratarse del mundo diplomático), sólo expresaré que en este grupo de 57 personas “ni son todos los que están, ni están todos los que son”.

Se entiende que todo este esfuerzo institucionalista debe estar acorde con una pluralidad en la incorporación de los diplomáticos de carrera.

En ese sentido, es aconsejable que si ciertamente se quiere hacer justicia, se debería consultar al principal partido de oposición.

Alguien diría que esto no tiene que ver con partidos, bueno pues con más fe. ¿Qué tal una nota cortés, solicitando a ese partido, uno que otro nombre, que por “desliz” se haya olvidado? Personalmente, tengo unos cuantos nombres de embajadores que prestigiarían el próximo acto de incorporación pautado para enero.

Por supuesto, eso es así al menos que tuvieran asidero algunas de las siguientes percepciones:

 Asumiendo que el panorama luce nublado para el próximo año, se estaría  incorporando personal a la carrera diplomática a los fines de impedir que sea destituido y así, continuar las nóminas del Ministerio de Relaciones Exteriores llenas de personas que ostentan el rango, por

ejemplo, de embajador adscrito (varios de ellos verdaderos vagos) o peor aún, de “diplomáticos” que nunca han tomado posesión en el exterior pero que cobran en dólares sentados aquí, en su casa.

Más grave sería la trama si tomamos en cuenta las previsiones del  artículo 80 de la Constitución y cito: “Son atribuciones exclusivas del Senado…2) Aprobar o desaprobar los nombramientos de embajadores y jefes de misiones permanentes acreditados en el exterior que le someta el Presidente de la República”.

Así pues, la designación hecha por el próximo Presidente de la República estará irremediablemente en manos de un Senado que estaría en oposición y, habiendo un abundante inventario de embajadores de carrera, habría buenos argumentos para incidentar los nombramientos en el exterior, alegando que se deben priorizar los que son miembros de la carrera y, por supuesto, se tendría terreno fértil para establecer mecanismos de “toma y daca” para “aprobar” una designación.

Para complicarlo más, resulta que si por alguna razón, el Poder Ejecutivo insistiera y respaldara sus candidatos sin éstos ser aprobados, se podría abrir una litis en el nuevo tribunal constitucional que conformará en breve el  “propietario” del Senado.

En definitiva, y sin que nadie lo detenga, se estaría fraguando controlar gran parte del servicio exterior bajo un manto de legalidad.

Siempre recuerdo a un sacerdote que me dijo: “Elías, sé cristiano pero no pendejo”. Yo podría estar equivocado, pero por las informaciones de cómo se maneja la cancillería dominicana, nada es de dudar, además……el diablo tienta.…

…Y es rojo.



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