De instituciones, continuando con el mismo tema y el mismo pesar (II)

De instituciones, continuando con el mismo tema y el mismo pesar (II)

De instituciones, continuando con el mismo tema y el mismo pesar (II)

Porque…“En la vida pública, en vez de modestia

e incorrupción, lo que impera es desvergüenza,

soborno y rapacidad”.

La seguridad del Estado, es igual al respeto y

la suma de todos y cada uno de los derechos

y las seguridades de los ciudadanos que

lo conforman”.

Piloto.

En la entrega anterior iniciamos una serie sin tiempo pero, a la vez, increíblemente interesante, comparable con cualquier serie exitosa de películas que se hayan hecho alguna vez.

        El desorden por doquier y el verbo engañoso y, en ocasiones, amenazante, para ocultarlo, creando paralelismos canallescos entre una casta que se ha llegado a creer, supuestamente ser, de una raza superior y considerar a todos los demás, esclavos y plebeyos.

        Vale expresar, como esa relación –de autor desconocido– que dice existe entre los locos y los cuerdos, donde los primeros viven inventando mundos y los segundos viven en mundos inventados y donde los locos son personajes –es decir, nosotros– y los cuerdos son actores. Por cierto, muy malos.

        Pero, ni locos, sinvergüenzas ni irresponsables, aunque con un miedo que nos hace mojar los pantalones, permitiremos que nos conviertan en bueyes y nos lleven arrastrados por medio a un narigón. No señor, preferimos adherirnos a esta expresión: “Yo no escombro (magnificar un hecho), tampoco descombro… me paro a contemplar con grave asombro el solar del orgullo, hoy baldío. De soluciones simples desconfío. ¿Adónde debo arrimar el hombro? Lo arrimaré a mi propio sentimiento… al milagro de estar vivo. Y si me quedan horas luz y viento, a estas palabras que hoy escribo”.

        Se habla que la especulación externa es la culpable de nuestras mayores desgracias para ocultar que la interna, que se lleva a cabo por medio del poder inepto y corrupto, es aún peor. Es la que nos asfixia y consume nuestras energías, mientras los responsables de este caos institucional prosiguen actuando de manera medalaganaria, con argumentos baladíes para violar las leyes, las que al parecer, no están hechas para ser cumplidas por los políticos sino, exclusivamente, por el llamado club de los pendejos y peor aún, por aquellos desposeídos de hasta pensar, que ni al referido club pueden pertenecer.

        Como esto continuará, hoy solo nos referiremos al caso de los síndicos, alcaldes o como mejor le plazca nombrarlos, principalmente, aquellos “síndicos” de cuadras y caseríos, cuya cantidad de habitantes no dan siquiera para hacer un convite y que fueron y son creados por los políticos, solo para satisfacer “liderazgos” de parcelas.

        Quieren hablar de especulación, abuso, prepotencia, ilegalidad y favoritismo, pues ahí les va. Sabía usted, por cual razón un camión de agregados para construcción ha subido tanto, encareciendo de por sí cualquier obra, pues por algo tan sencillo como lo siguiente: si un camión sale o cruza por o desde Baní, Yaguate, Nigua, Haina y cualesquiera de los Santo Domingo, en cada una de estas “parcelas políticas” solo por el paso por esos … -póngale el nombre que usted prefiera-, cada camión debe pagar, desde 40 hasta 100 pesos, sin que ninguno de estos caciquitos siquiera tape un solo hoyo, ya que alegan que le corresponde al Gobierno central.

        Descaro, abuso, privilegio, burla a las leyes, lo que usted quiera, la cuestión es todas a una, a la garata con puño, a repartirnos el botín usurpado abusivamente a los hombres de trabajo. Abusivo y discriminatorio impuesto que no osan cobrarle a los grandes sindicatos y compañías que a diario mueven cientos y miles de camiones cargados con diferentes productos por esos mismos predios. Indiscutiblemente… no son pendejos. Ni emperadores, ni peones ni esclavos. Así debe y tiene que ser en esta pendejada de país, aunque muchos crean lo contrario. Tendremos que continuar. ¡Sí señor!

Twitter: @rafaelpiloto01

         

       

 



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