En Estados Unidos y el mundo el nombre de Martin Luther King constituye un faro de luz en virtud de sus luchas pacíficas y civiles, y que mantuvo hasta el último día de su vida, por los derechos humanos.

Hoy la nación y el mundo rinden tributo a este hombre, en el día memorable de su natalicio, y día de conmemoración para los que, en cualquier parte del mundo, siguen su ejemplo.

Todo empezó con una cruzada a favor de su gente del sur de los Estados Unidos, víctimas de acciones segregacionistas y que atentaban contra derechos de circulación o el impedimento de entrar en determinados establecimientos, como hoteles y restaurantes, reservados para los ciudadanos blancos.

A través de los años la causa de este hombre se convirtió en una bandera pacifista, de reclamos y demandas contra todo tipo de violación que perjudicara a la raza humana y los recursos naturales. Su voz dividió posiciones entre la amenaza a las libertades y el fortalecimiento de un movimiento que hoy tiene un poder continental: el respeto a los derechos humanos.

Nuestro país, que conquistó su independencia con las palabras de “Dios, Patria y Libertad” se une al concierto de naciones que cada día buscan fortalecer el régimen universal que consolida y ensancha cada día la validez de un mundo sin ningún tipo de opresión, conculcación o atropello de cualquier tipo de derecho.