¿Tú también te cruzarás de brazos?

¿Tú también te cruzarás de brazos?

¿Tú también  te cruzarás  de brazos?

Puertoplateño, dime, ¿Tú también te cruzarás de brazos y permanecerás callado?
¿No me has oído decir muchas veces que parece que a Puerto Plata la borraron del mapa de la República Dominicana?

Si queremos recuperar parte de todo lo que hemos perdido, tenemos que unirnos, sin importar el partido político al que pertenecemos, unirnos como hermanos, como verdaderos puertoplateños, como dignos descendientes del general Gregorio Luperón.

Pienso que debemos empezar por exigirle a este gobierno la inmediata construcción de nuestra carretera de cuatro carriles Puerto Plata – Navarrete y se busque una fórmula mágica para que los pasajes aéreos por nuestro aeropuerto no sean más caros que los pasajes aéreos por Santiago y Punta Cana.

Si logramos ambas cosas de inmediato se empezaría a dinamizar la economía de Puerto Plata con la llegada de más turistas, nativos y extranjeros, por aire y por tierra.

No será fácil, porque esa actividad deja beneficios millonarios en pesos y en dólares diariamente, por tal razón no les conviene a los que se están sirviendo con la cuchara grande que Puerto Plata se recupere, todo lo contrario.

Y por tal razón te vuelvo a preguntar, puertoplateño, ¿Tú también te cruzarás de brazos y permanecerás callado?

Sólo los mediocres, los que no tienen fe, los que no aman con pasión la tierra que los vio nacer permanecen indiferentes y se conforman con reunirse en restaurantes y hoteles de lujo para hablar tonterías libando finos licores; y otros, escuchando música, por lo regular muy mala, mientras toman ron y cerveza en colmadones y en el malecón.

Pero gracias a Dios las grandes mayorías de los puertoplateños no son mediocres, todo lo contrario, leen buenos libros y luchan porque Puerto Plata se levante de sus propias cenizas como el ave fénix y emprenda un vuelo definitivo hacia mundos de superación intelectual, de paz, amor, confraternidad y estabilidad económica. Puertoplateño, con toda fe muerta, que no muera tu fe, porque algún día, algún día, esto tiene cambiar.



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