República Dominicana experimenta, siempre de acuerdo a los últimos informes del Banco Central, uno de los mayores crecimientos económicos de toda Latinoamérica.

Viendo así las cosas, estamos boyantes, se puede gastar a manos llenas.

Por lo tanto, no debe sorprender a nadie que la delegación dominicana a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, México, esté integrada por 650 personas .

A los atletas hay que darles la oportunidad de estar en ese evento, debido a que se ganan un puesto tras largas eliminatorias.
Y si hay dinero por pipá, no hay razón de porqué no darles esa oportunidad.

Ahora, lo que sí debe restringirse es el llamado turismo deportivo, que se ha venido practicando históricamente, con la inclusión decenas de delegados inorgánicos, aunque siempre se justifican, de una forma u otra.

El tamaño de las delegaciones se mide por las condiciones económicas de un país, y al parecer estamos tan bien en ese aspecto, que República Dominicana lleva una delegación de casi 150 personas más que Cuba, y similar a Colombia y Venezuela.
Debemos estar felices, porque tenemos cuartos que no los brinca un chivo.