República Dominicana en “filo de la navaja” en Consejo de Seguridad

República Dominicana en “filo de la navaja” en Consejo de Seguridad

República Dominicana en “filo de la navaja” en Consejo de Seguridad

La República Dominicana se inició oficialmente la semana pasada como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con lo cual ha dado un salto geopolítico, alcanzando verdadera visibilidad global por primera vez en los 73 años de existencia de ese organismo.

De hecho, ha comenzado por todo lo alto con la presidencia del principal órgano político de la ONU, en un escenario en el que se involucrará en las cuestiones de paz y seguridad de un mundo caracterizado por un ambiente caldeado y convulso. Su voto contará igual que el de los miembros no permanentes de Suráfrica, Alemania, Bélgica, Indonesia, Perú, Costa de Marfil, Guinea Ecuatorial, Kuwait y Polonia; así como los miembros permanentes Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido, que además tienen poder de veto.

El propio canciller dominicano, Miguel Vargas Maldonado, ya adelantó la agenda dominicana: promoción de la paz, la seguridad, la solución pacífica de las controversias, la defensa de los derechos humanos y del medio ambiente, la seguridad alimentaria; así como el rol de la mujer y la juventud.

Sin embargo, la República Dominicana tendrá que manejarse al “filo de la navaja” frente a los intereses de su principal socio comercial, Estados Unidos, y los de su nuevo aliado, la República Popular China, con el que formalizó las relaciones diplomáticas y comerciales en mayo del año pasado. En vista de que necesita conservar buenas relaciones con ambas naciones, requerirá de la puesta en práctica de una diplomacia de alto nivel.

El país, conforme a los indicadores de análisis geoestratégicos, no representa un actor geopolítico de importancia a nivel planetario. Por ello, el hecho de que ahora tenga un asiento en el Consejo de Seguridad le mejora ese panorama y lo convierte, aunque sea temporalmente, en un jugador relevante en la región del Caribe, una zona cuya estructura económica es heterogénea en recursos naturales y grado de industrialización, y la dinámica del crecimiento económico se ve limitada debido a la baja capacidad de ahorro interno e inserción internacional de las economías nacionales.

El producto interno bruto (PIB) del Caribe se encuentra sectorialmente determinado por actividades de servicios, y solo un reducido número de países alcanza nivel significativo de valor en sectores de la producción material; mientras que la demanda interna resulta altamente dependiente de las importaciones y se ve afectada por las fluctuaciones de precios en el mercado internacional.

La República Dominicana había fracasado en dos ocasiones en procura de un asiento en el Consejo de Seguridad; en 2002 frente a México y la otra ante Costa Rica, en 2007, en representación de América Latina y el Caribe. En esta ocasión, además de haber conseguido el respaldo del Grupo de Países de América Latina y el Caribe (Grulac), dio pasos geoestratégicos para alcanzar ese propósito. En la dirección anterior, formalizó sus relaciones diplomáticas y comerciales con la República Popular China y acompañó a Estado Unidos en el apoyo de la resolución la Organización de Estados Americanos (OEA) que declaró ilegítimo el proceso electoral venezolano del pasado 20 de mayo de 2018.

Las referidas potencias fueron claves para que en las dos primeras ocasiones las aspiraciones dominicanas quedaran en el camino sin materializarse. Esto evidencia que el país tendrá que ceñir sus actuaciones al marco de la inteligencia diplomática frente a los intereses encontrados de los dos socios que tiene a nivel mundial.



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