Durante los últimos meses en diferentes foros internacionales se ha estado discutiendo, con cierta insistencia, de la necesidad de una “Economía Verde” como nuevo paradigma económico del futuro.

La preocupación, cada vez más frecuente, de una posible crisis ecológica a gran escala por la que podría estar atravesando la humanidad como resultado de la reducción de la abundancia del medio ambiente natural, ha llevado a pensar a muchos en un paradigma económico diferente al que nos ha brindado la economía ortodoxa o tradicional, fundamentada en los principios neoclásicos de la economía.

El concepto de “Economía Verde” no es un término nuevo, ya el profesor-investigador Michael Jacobs del Center for the Study of Environmental Change de la Universidad de Lancaster escribió en 1991 el libro “La Economía Verde”, siendo traducido al español en 1997.

El profesor Jacobs al escribir este libro se propuso llamar la atención tanto para aquellos que tienen interés académicos o profesional en la economía, como a otros preocupados por el medio ambiente y el agotamiento progresivo de los “recursos no renovables” debido a la acción indiscriminada del ser humano.

Realmente, la “Economía Verde” constituye una visión diferente a la planteada por la economía tradicional o neoclásica.

La “Economía Verde” plantea un nuevo paradigma de la economía basada en las leyes de la  termodinámica. La explicación es la siguiente, a saber: tradicionalmente la economía ha caracterizado la actividad económica como un flujo circular de dinero, un circuito continuo (y frecuentemente expansivo) que conecta empresas y familias.

Las empresas pagan a los trabajadores, quienes a su vez compran bienes y servicios a estas. Las familias además ahorran dinero, que las empresas toman luego en préstamo para hacer inversiones y a cambio pagan intereses. Esta inversión va a producir más bienes y servicios, que las familias compran con sus mayores ingresos, y así sucesivamente.

Esta explicación, que puede encontrarse en cualquier libro de texto de introducción a la economía, ignora totalmente los aspectos físicos de la actividad económica. En términos termodinámicos representa una máquina de movimiento perpetuo en la que el flujo de dinero aparentemente no es impulsado por ninguna fuente externa de energía.

Por otra parte, desde la perspectiva de la “Economía Verde” no solo existe un flujo circular de dinero, sino también un flujo de materia: tomada del medio ambiente, empleada en la producción y el consumo y luego devuelta al medio ambiente como residuo, siendo estas operaciones de la biosfera.

Animales y plantas toman alimentos (materias primas) de su medio ambiente y usan energía (del sol o de otros seres vivos) para crecer y desarrollarse. Ellos generan o excretan residuos, los cuales son luego reciclados por otros organismos, usando energía del sol, para convertirse en alimento. En este sentido, podemos señalar una nueva conexión entre la economía y medio ambiente.

La idea de la “Economía Verde” es que la economía es asimismo parte del medio ambiente y que está limitada por las mismas leyes físicas y sus procesos son el espejo de la biosfera. Economía y medio ambiente son dos caras de una misma moneda.

Sin embargo, la visión tradicional de la economía ha producido una desconexión entre ambos campos, Muchos más de los residuos producidos por las cosas vivas de la biosfera, son reabsorbidos en el ciclo productivo. En la economía, si bien todos los residuos retornan al medio ambiente, generalmente lo hacen dispersados como materiales de alta entropía (medida de baja disponibilidad de materia y energía)  y de baja utilidad. Por tanto, sencillamente se acumulan, lo que conducen a la contaminación (externalidad negativa en el lenguaje de la economía neoclásica).

Bajo esta nueva dinámica que conecta los procesos económicos, el dinero, los flujos de materiales y el medio ambiente surge la “Economía Verde”. Visión que cada vez más irá ganando espacio a todos los niveles, desde las universidades, los diseñadores de políticas públicas, políticos, empresas, entre otros.

Creo que la realidad ecológica y medio ambiental por la que atraviesa la humanidad ha creado las condiciones para que cada vez más se piense en una “Economía Verde” a gran escala.

*Director del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas.

Facultad de Ciencias Económicas de la UASD.