Hacen un daño terrible a la institucionalidad del país aquellos irresponsables que han escogido los tribunales como escenarios para sus estrategias “político-electorales”.

No se trata de asuntos políticos que tengan que ser dirimidos en los tribunales por su naturaleza, sino de asuntos absurdos y sin fundamento que son llevados a los tribunales con la única intención de atraer la atención de los medios informativos.

La práctica se viene dando desde hace varios años, pero en los últimos meses se ha intensificado.

Pero resulta que cuando los tribunales fallan sobre esos casos, desestimándolos por absurdos o dándole ganancia de causa al “sujeto” contra quien va dirigida esa “estrategia político-electoral”, entonces los irresponsables accionantes salen a despotricar contra el aparato judicial.

Probablemente ha llegado la hora de que el Poder Judicial haga pagar algún tipo de consecuencia a los que se dedican a esta práctica, que además tiene implicaciones económicas para el sistema judicial y contribuye a congestionar los tribunales.

No nos referimos a los casos que tienen méritos para ser judicializados, sino a aquellos que a todas luces solo tienen la intención de llamar la atención para obtener fines electoreros.

Los que se han dedicado a esta práctica están poniendo de relajo a los tribunales, y eso debe parar.