La oficina del procurador general de la República se ha convertido en un lugar común para la prensa y el pueblo dominicano, luego de que iniciara una agenda de citas al más alto nivel que involucra a legisladores, con el propósito de escucharlos.

Las conversaciones se extienden por varias horas. Y tienen un propósito. A través de sus testimonios las autoridades del Ministerio Público buscan obtener datos útiles para la investigación sobre los sobornos pagados en el país por la constructora brasileña Odebrecht.

El pueblo asiste con cierto azoro a ese proceso, que luce tendrá varios capítulos y se extenderá en el tiempo. La prensa solo recibe, de algunos de ellos, frases trilladas, donde plantean que todos los que han incurrido en actos de corrupción deben pagar en la Justicia.

En sus declaraciones públicas podría percibirse que los convocados son ajenos al fondo; y solo acuden al proceso para cubrir la formalidad; y de paso aportar datos sobre su gestión.

A veces el discurso es más extenso; y plantean: “Lo que quiere todo el mundo, y lo que quiere el pueblo dominicano, es que prevalezca la verdad y que quien haya cometido un hecho doloso pague por ello”.

Todos los convocados asumen con sosiego el proceso. Siempre dispuestos a colaborar. Están en disposición de presentarse las veces que los cite la Procuraduría.

La actitud tiene su lectura de cara a la opinión pública: quien es inocente no tiene nada que ocultar. La inocencia está repartida entre muchos, a toda prueba. ¿Habrá justicia al final de los interrogatorios? Queda esperar.