Mediante decreto presidencial, recién se designaron los miembros del Consejo Nacional de Competitividad y de su Consejo Consultivo, compuesto por una parte importante de la denominada cúpula empresarial, activa.

Estos Consejeros tienen como desafío, “crear oportunidades para hacer negocios, propiciar mayor productividad y fomentar la creación de capacidades para que el sector productivo pueda competir en los mercados internos y externos”. Tremendo reto.

Y decimos que el reto que tienen por delante es tremendo puesto que para cumplir sus objetivos habrán de enfrentar diversos temas que afectan la competitividad del país, como es el caso de la justicia y la inseguridad jurídica que esta ha impuesto.

Así mismo tienen el tema laboral el cual en una excesiva rigidez regulatorio mantiene deprimidos los sueldos de los trabajadores e influenciado por los enormes niveles de informalidad empresarial, lo cual representa según cálculos recientes, más de la mitad de toda la actividad empresarial del país.

Y para ser competitivos, se tiene que abordar el tema de la energía, tanto en su faceta de combustibles derivados de los hidrocarburos, como la propia generación de electricidad, la cual con sus múltiples tarifas, no llega a representar precios reales a pesar de las reducciones en los costos de producción de electricidad.

Además, habrán de enfrentar temas como la política monetaria y cambiaria, tanto en cuanto a la disponibilidad de recursos financieros, sus costos y condiciones, como la tasa cambiara.

A estas oportunidades de mejora se le una la creciente inseguridad ciudadana, la capacitación de la mano de obra y hasta la corrupción que caracteriza la excesiva burocracia estatal.

Felicitamos y alentamos a los recién designados para que con decisión y firmeza confronten los múltiples obstáculos que impiden que el país, su producción y servicios, puedan ser competitivos en un mundo cada vez más globalizado que procura un desarrollo armonioso y sostenido