Hay muchos puntos de vista de cómo determinar “lo correcto”. Algunos actúan en función de la coyuntura, mientras otros entienden que es lo que está avalado por la ley, la moral y la ética, así como las normativas establecidas en la sociedad o lo aprendido en su proceso de crecimiento.

Entonces, ¿cómo saber qué es realmente lo correcto?
Esta pregunta tiene una sola respuesta: el recurso que tenemos para identificar una actuación correcta se llama conciencia, con la cual se nace, día a día se expande y es la que, de una manera irrefutable, nos indica la dirección de lo correcto.

Muchos creen que las personas ignoran qué es lo correcto, pero evidentemente no es así, pues desde la niñez vamos perfilando lo bueno y lo malo… y es desde ahí que ejercemos nuestro derecho a la elección, ya que somos nosotros los que viviremos con la consecuencia de nuestros actos.

No hacer lo correcto significa asumir una carga que se ha de llevar hasta el último aliento, porque es un comportamiento contrario a la naturaleza de nuestro ser.

Sin embargo, también debemos tener claro que una persona que hace lo correcto no hace la diferencia, es la diferencia.

Lo correcto no nos causa inquietud, dolor, culpabilidad… tampoco nos pone a la defensiva ni conduce a la mentira, el engaño ni nos mantiene en pánico.

Sencillamente, quien hace lo correcto es fiel a sí mismo y sus decisiones le producen satisfacción porque están en consonancia con los preceptos de su conciencia. Recuerden: No hay que ser un héroe para hacer lo correcto.