La Industria Lechera y el desarrollo de la República Dominicana

La Industria Lechera y el desarrollo de la República Dominicana

La Industria Lechera y el desarrollo de la República Dominicana

La República Dominicana, desde antes de llamarse así, ha sido eminentemente ganadera. Tan pronto se acabó el oro de aluvión que sacaron con los indios y antes de que la industria azucarera floreciera para 1527 y también cuando se apagaron sus chimeneas hacia 1580, la ganadería ya estaba implantada en las praderas de la Hispaniola.

La primera vaca que llegó al continente Americano entró por aquí en el segundo viaje de Cristóbal Colón en 1493, quedando con ella la simiente de esta raza española de cuernos largos esparcida por toda nuestra geografía, que da origen a la vaca criolla dominicana, un animal plenamente adaptado a nuestro entorno.

Durante la mayor parte de nuestra historia republicana, ha sido la actividad económica más importante. Por ejemplo durante los siglos XVII, XVIII y la mayor parte del XIX fue la mayor fuente de riqueza del país. Sólo ya entrada la segunda mitad del siglo XIX los tabaqueros del Cibao se pusieron a la vanguardia de la oligarquía criolla.

Fue siempre una ganadería basada en la carne, pero poco a poco comenzó a especializarse en leche. El dictador Trujillo con la construcción de la ciudad ganadera en 1955 y la importación de sementales y ganado, hizo su aporte al mejoramiento de la ganadería dominicana. Era un aficionado a la ganadería. En esa época surgió la primera empresa pasteurizadora de leche, La Central Lechera Dominicana, monopolio bajo su  propiedad, naturalmente.

En el año 1966 surgió Pasteurizadora Rica y posteriormente Cooperativa Quisqueya (COQUEYA) en 1967, ambas surgieron como emprendimientos asociativos, y solo Rica sobrevivió, pero ya como una empresa familiar.

Durante mucho tiempo, ser ganadero era un símbolo de prestancia en la comunidad, estaba asociado a tenencia de la tierra (regularmente latifundios) y a una vida holgada. 

Para la mayor parte del tiempo de vida Republicana la producción de leche del país fue suficiente para la demanda nacional. Este equilibrio se quebró a finales de los años 70s después de que se introdujeran en el país donaciones de leche en polvo facilitadas a través de la Public Law 480, las cuales contribuyeron a cambiar el patrón de preferencias de los consumidores.

Sin embargo, fueron la liberalización unilateral de 1990 y la entrada en vigencia de la OMC en el 94, los puntos de inflexión que dispararon las importaciones de leche en polvo.

Estas importaciones altamente subsidiadas en sus países de origen, se convertían poco a poco en una materia prima barata para la industria, pero sobretodo, de fácil acceso, manejo, almacenamiento y que se puede comprar a través de créditos, lo que la hacían atractivas para sustituir a la leche líquida de producción nacional.

De ese modo y autorizado por el Gobierno se comenzó a utilizar leche en polvo en vez de leche fresca para la elaboración de leche líquida (re hidratada) y de quesos también.  La única razón para utilizar esta materia prima, por parte de la industria era la conveniencia.

Es probable que los sectores industriales supieran que con esta medida se estaría estancando la producción nacional y posteriormente desapareciendo lentamente. Pero, en esa ocasión, primó el ánimo de lucro, por encima de razones sociales o patrióticas.

Es un hecho que durante mucho en el país se comercializó la leche pasteurizada de cartón. En los años 90’s se introdujo la leche UHT (Ultra Higt Temperature) proceso que le otorga a la leche una vida larga (hasta seis meses sin refrigerar) si está empacada al vacío.

Este proceso sin embargo es más costoso en empaques y también en maquinarias, lo cual ha sido la razón fundamental del encarecimiento del litro de leche en el país.

Para que el lector tenga una idea, un litro de leche en la finca puede llegar a costar actualmente en promedio RD$19.00, sin embargo, esa misma leche llega a los consumidores a RD$50.00 pesos en los supermercados y hasta RD$60.00 en los colmados.

El que produce el líquido apenas recibe un 30% del valor del producto. En teoría económica ese fenómeno se llama el “sustitucionismo” que es cuando el sector industrial se «apropia» del valor del producto agrícola., quedando este último reducido únicamente a la categoría de insumo.

Vale la pena destacar, que con la llegada del proceso UHT también llegó la oportunidad de formular, o sea, de elaborar un producto parecido a la leche, con parámetros similares o no, pero utilizando otro tipo de materias primas. Aquí también primó la visión de maximizar los beneficios y se agrega un nuevo y barato ingrediente, el «lacto suero», liberalizado en el marco del DR-CAFTA.

El suero de leche, que es el derivado de la leche una vez es precipitada la caseína para la elaboración del queso, comienza a ser utilizado, junto a otros aditivos menos nobles como la grasa vegetal, para elaborar «leches» que, no deberían llamarse como tales, sino más bien, según el Reglamento Técnico Dominicano RTD y las Normas sobre leche líquida, bebidas lácteas, y además ser ubicadas en góndolas separadas a la leche para evitar confusiones. Eso ha permitido a las plantas fabricar sin control diferentes tipos de «leche» con diferentes tipos de precios, como si las vacas pudieran excretar diferentes materias primas. !Es imposible!

Todo el mundo sabe aquí las deficiencias que han tenido Salud Pública y DIGENOR para hacer cumplir las normas para todos los productos alimentarios, y que sólo Proconsumidor se ha enfocado en el tema. Tenemos esperanza con la llegada de los dos nuevos ministros, Freddy Hidalgo y José del Castillo, en que esa realidad cambiará.

Los ganaderos por su parte, que antes eran terratenientes y hacendados, fueron reconvirtiéndose más bien en granjeros, utilizando cada vez menos extensiones de tierra y mayores tecnologías, como ordeños mecánicos, tanques de refrigeración, pastos mejorados, sistema software e inseminación artificial, por ejemplo. Durante un tiempo, en el apogeo de la lechería, los ganaderos dominicanos accedían a tecnologías del más alto nivel, tanto en genética como en maquinarias. El pie de cría mejoró muchísimo y las fincas se tecnificaron.

Otro fenómeno importante ha sido la democratización de la actividad. El Hacendado terminó siendo una realidad existente sólo en la zona Este del país, mientras en el resto los productores se multiplicaron por doquier.

De los 68 mil productores que se registraron en 1998, el 90% tiene menos de 50 vacas y el 80 menos de 20 cabezas. La mayoría de los productores son pequeños o muy pequeños. La ganadería de leche se convirtió en una actividad eminentemente social y democrática. Persiste en algunos la creencia del pasado de la ganadería extensiva y a gran escala. Esa es una realidad superada.

La actividad ganadera de leche es una de las actividades más intensas de la economía. El público lector debe saber que las vacas paridas deben ser ordeñadas todos los días del mundo, incluyendo 24 y 25 de diciembre y 31 y 1ro de enero, lo que la hace una actividad sin vacaciones. En segundo lugar, debe hacerse en horas tempranas lo que hace que los ganaderos o sus empleados deban levantarse a las 4 y d 5 de la mañana todos los días de trabajo y los feriados.

En las últimas dos décadas, dos fenómenos han afectado la producción de leche, provocando su estancamiento y la desaparición de muchas fincas. Han sido dos efectos combinados que han golpeado fuerte la actividad.

Por un lado, ha sido el crecimiento de las importaciones de leche en polvo, suero lácteo y derivados, muchos de los cuales son utilizados por la industria para sustituir la materia prima nacional. Actualmente el país importa 120-150 millones de dólares al año (aprox. RD$5,700 millones de pesos, que pudieran bien ser producidos en el país, lo que significaría riqueza y empleo en el país.

El poder de mercado, producto de la oportunidad para acceder a otras materias primas en el mercado internacional, ha hecho que las industrias tengan absoluto control sobre el precio de la leche, pudiéndolo mantener congelado o deprimido.

Por otro, lado, los insumos para la producción pecuaria (alimentos concentrados, medicamentos, semillas de pastos, fertilizantes, alambres, grapas y reemplazos de equipos de ordeño, etc.) han ido aumentando significativamente con el paso de los años, lo que sumado con el aumento sin control de los combustibles y de la energía eléctrica (indispensables para mantener una ganadería tecnificada y para enfriar la leche), han hecho disparar los costos de producción ganadera.

Ambos fenómenos combinados, han hecho disminuir la rentabilidad de la actividad ganadera, hasta lograr la virtual desaparición de la actividad en importantes zonas, otrora productoras como son el Cibao Central, Monte Plata y más recientemente Baní. El tradicional Este ha sobrevivido en la actividad por el modelo de pastoreo y porque no mantiene una cultura de enfriamiento de la leche, lo que por cierto, necesariamente le disminuye la calidad.

Mucho se ha hablado de que el país no produce suficiente leche de calidad. Es bueno entender que toda la leche que produce la vaca en estado saludable mantiene los parámetros de calidad e inocuidad necesarios, y que es después, del ordeño que la calidad de la leche comienza a disminuir. Hay dos factores que afectan la calidad de la leche, las malas prácticas de ordeño y el enfriamiento. Ambos factores pueden ser intervenidos si el país contara con un sistema transparente de pagos por calidad.

En el caso de la industria en sí, se registró por décadas el predominio de la marca Rica, que ha dominado el mercado de la leche líquida y también en parte la política lechera en el país. Varias marcas han intentado disputarle el mercado sin éxito.

En los años 90’s con el objetivo de recuperar un proyecto estatal cerrado fue cedido éste a un grupo de ganaderos, llegando así al país la internacionalmente conocida Parmalat, una empresa de origen italiana que esta en 30 países. Por múltiples razones esta empresa todavía no sobrepasa el 10% del mercado en el país.

Otra empresa que surgió con gran bríos fue Lácteos Dominicanos (LADOM), pero desde un principio basó su producción en la rehidratación y no en la compra de leche fresca en el mercado local, lo que la llevó a tener una guerra abierta con los productores (de la cual la gran industria se aprovechó), lo que sumado a ciertos incidentes en el Desayuno Escolar, hizo que esta empresa entrara en dificultades. Desconozco su situación actual.

La leche evaporada ha sido dominada históricamente por la empresa CODAL o Nestlé Dominicana, la cual está ubicada en San Francisco de Macorís y le compra a más de 1200 pequeños ganaderos, especialmente de la Línea Noroeste, del Sur profundo y del Nordeste.

En los últimos dos o tres años algunas empresas han incursionado en la fabricación o importación de este producto. Actualmente hay toda una controversia sobre si estas cumplen con las normas del etiquetado, debido a que se supone que sólo CODAL posee un evaporador en el país.

En el área de los quesos, aunque dominada por la empresa Sigma, antes Sosúa, hay otras marcas medianas dignas de mención importantes como son Geo, San Juan, Michel, Induveca, Cambre, El Banilejo, Oleaga, entre otros.

La gran industria se encuentra organizada a través de la Asociación Dominicana de Industrias Lácteas, ADIL. Actualmente existen en el país alrededor de 700 pequeñas y medianas procesadoras de queso, yogurt o dulce, distribuidas en casi todo el país, que no pertenecen a ADIL. Juntas, absorben más del 50% de la leche que se produce en el país y creciendo. Las plantas pasteurizadoras grandes, sin embargo, sólo consumen el 16% de la leche del país, tendencia que va decreciendo.

A pesar de que la demanda ha ido aumentando, y las plantas creciendo, su demanda de materia prima nacional ha decrecido inexplicablemente. Los quesos, que en todos los países se utilizan para almacenar el excedente de leche, son el principal receptor de la materia prima en el país.

Recientemente ha habido una controversia sobre la importación de leche desde Puerto Rico por parte de una de las principales pasteurizadoras del país. Se trae por Ferry un millón de litros de leche fresca, la cual es producto de un excedente en la isla vecina.

Se aduce escases de leche producto de la sequia.

Esta situación ha generado un poderoso conflicto de esta empresa con los productores, que se ha tornado en una especie de campaña de difamación a través de los medios de comunicación.

Es cierto que en todas la temporada de sequia estacional, la producción de leche disminuye en todos los países, sin embargo, la caída en la producción en República Dominicana, un 18% en los últimos tres años, ha sido producto esencialmente de la falta de rentabilidad ya explicada durante este articulo.

Las importaciones tienden pues a fortalecer el círculo vicioso que estanca la producción, ya que se importa porque no se produce, pero no se produce porque se importa.

Un conflicto público y desgarrador sería lo menos conveniente para las partes, y especialmente para el sector Industrial, debido al valor simbólico que tienen las marcas, y sobre todo, porque este sería el mejor escenario para la competencia del exterior. La experiencia de conflicto que antes reseñé, debería ser un referente para no ser repetido. Un conflicto intra-cadena no es prudente ni inteligente.

Todo lo contrario, la gran industria debería prolijear relaciones armoniosas y sólidas con sus suplidores de leche, que son su primera línea de defensa en base a acuerdos duraderos y justos que beneficien a ambos eslabones de la cadena.

Hay que dejar de pensar en compartimentos estancos y reconstruir nuestro imaginario para entender que la industria láctea es una cadena que empieza en la leche fresca y termina con el consumidor. La cadena debe proporcionar beneficios a todos y debe ser sostenible en todos y cada uno de sus eslabones.

Lo que propongo es un acuerdo de largo alcance entre los principales actores de la cadena láctea, que involucre a los productores a los procesadores grandes y pequeños, y a las autoridades del Estado para lograr la autosuficiencia lechera.

La gran industria, si quiere sobrevivir a los embates de la competencia extranjera, debe ver a sus suplidores como socios a los que debe proteger, recompensar y estimular, mientras, que los productores (que son la base social) deben ser la principal defensa de la industria. El Estado, que debe ser Garante de este acuerdo, debe propiciar y presionar para que se logre esta alianza intra-cadena, que preserve el empleo y la riqueza en el campo y la ciudad.

Definitivamente lo que engrandece las naciones y los sectores es la cohesión, la coherencia, la consistencia y las sinergias. No hay forma de “integrarnos bien afuera” si no estamos bien integrados hacia dentro.

La única manera de desarrollar la industria lechera nacional, lograr la autosuficiencia y preservar el empleo y la riqueza del campo, es logrando acuerdos duraderos y basados en propósitos superiores a los de obtener rentas temporales en base a materias primas extranjeras. 

¡Apoyemos lo nuestro!

 

* El Autor es Economista, asesor de la Asociación Dominicana de Productores de Leche (APROLECHE), del Patronato Nacional de Ganaderos y de la Cooperativa de Ganaderos del Sur (COOPESUR).

Ha sido consultor de la FAO en materia de ganadería de leche.

 

 

 

 



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