El presidente Danilo Medina culmina mañana un período de gobierno y de inmediato inicia el segundo.

La fecha no es solo para conocer quiénes entran y quiénes salen del gabinete, sino de evaluar cómo ha sido tocada la famosa partitura de la que hablaba el gobernante antes de empezar el actual mandato.

El concierto, resulta evidente, dejó satisfecho a más del 60 por ciento de los votantes, que así lo expresó en las urnas, pero eso no quiere decir que los acordes fueron tocados a la perfección.

El nuevo período del presidente Medina se inicia con grandes desafíos, especialmente en el área económica y en el fortalecimiento institucional.

El primer semestre del año termina con un déficit fiscal mayor al proyectado, lo que implica la necesidad de hacer ajustes en el segundo semestre para terminar dentro de los rangos programados.

De igual manera se requiere de una reingeniería fiscal para eliminar gastos innecesarios y las fugas que se cuentan por cientos de millones de pesos.

Antes de poner nuevas cargas impositivas a la población, se requiere sincerar el gasto público. Una parte importante del país tiene la creencia, bien fundamentada, de que hay partidas presupuestarias que pueden tener mejor utilidad, que hay renglones que deben eliminarse para destinar esos fondos a otras áreas más prioritarias.

Al Gobierno le esperan cuatro años de grandes retos y solo con su accionar correcto se ganará el respaldo de los sectores sensatos.
Hay que seguir corrigiendo lo que está mal