Cuando ves amigos que hace un tiempo no frecuentabas y les preguntas si alguno ha encontrado su pasión en la vida y su respuesta no sintoniza contigo, te das cuenta de que cada ser humano es una historia, un camino distinto de madurez, un ritmo distinto, que no se puede comparar porque cada quien lleva su propia cruz y camino. No es mi posición juzgar, porque no es mi papel, esa es una carga muy pesada, igual que lo es llevar el control de las cosas.

Es el momento en que te das cuenta de la plenitud que vives y aquilatas la vida interior que has cultivado. Nada como llegar a casa en la tranquilidad de espíritu, lejos del ruido del mundo, escuchando tu propia voz.

Se la pasa uno bien en todos los ambientes porque hay que navegar en todas las aguas, por fortuna sólo un ratito, pero mi cauce está en la calma de mi ser y mi hogar.

Mirar hacia adentro es la experiencia más interesante del día a día del ser humano. Respirar escuchando el río de tus venas y el universo infinito que cabe en tu cuerpo físico con todos sus plexos solares. Así, te das cuenta que eres lo que crees y que eres tu propio universo en este mar de universos humanos.

Que el camino es fluir, no ir contra la corriente porque el desgaste será mayor que tus propias fuerzas. Que no es propio ocuparse de los demás, sino de ti, que ya es bastante.

Que no se trata de querer redimir al mundo ni de una prédica de convencimiento ni de dar consejos que ninguno agradecerá porque no los han solicitado, ni de asumir la postura de que «yo soy el que está bien». Porque nada de eso es absoluto. Puedo sentirme bien como estoy y me funciona pero no es una receta universal porque ninguno ha vivido las mismas experiencias ni caminado los mismos senderos.

Puedes verte fenomenal por fuera y físicamente por dentro estar teniendo estragos. Puedes parecer para el mundo algo muy distinto a lo que realmente vives día a día. Sentirte bien contigo mismo momento a momento es algo tuyo. Sentirte en control de tu ser es un buen comienzo para procurar serenidad.

No es un tema de convencer a nadie de nuestra «fórmula» ni es que nuestra postura es la única correcta. Nada más lejos que eso. Ninguna verdad es absoluta. El cambio es lo único permanente.

El capitán de su vida es usted mismo y es su tarea hacia dónde vaya con ella, qué le funciona y qué no, que legado está construyendo y cómo decides impactar al mundo. Construir tu propia burbuja para vivir en ella es un asunto que sólo tú puedes decidir, qué entra y qué queda afuera, cómo encuentras tu propio camino, determinarlo es asunto de autoconocimiento.

Asume la decisión de construir tu propio mundo paralelo conforme tus valores, gustos y reglas. La autoafirmación luego del conocimiento de sí mismo.