Cuando las parejas visitan el consultorio del Terapeuta Sexual y Marital, generalmente se quejan de una disfunción sexual o una dificultad en la cotidianidad de la vida marital, como motivo de consulta.

El terapeuta hace la historia clínica y con frecuencia encuentra que cuando se anuncia en principio un problema de la cotidianidad, aparece luego un problema sexual y cuando el motivo de consulta es un problema sexual de fondo existe un problema de pareja.

Es importante que los que conforman la pareja conozcan esta dinámica para que no se confundan y permitan que un trastorno pequeño se convierta en un gran problema más difícil de solucionar.

Al inicio de la vida en pareja se tienen muchas expectativas e ilusiones y se pasan por alto situaciones que en ese momento no se ven como amenazas pero que si lo son.

No se discuten, por lo que no se resuelven.

Luego llegan las frustraciones y dan al traste con lo que pudo ser una hermosa vida en común.

Tener presente que sin importar la intimidad con que se haya manejado la pareja antes, no es lo mismo al vivir juntos y descubrirse paso a paso.

Ante un desagrado, palabras inadecuadas, acciones no deseadas, molestias o desacuerdos en la intimidad, la decisión de conversar rápidamente de lo que sucedió es la garantía de que ese inconveniente no generará mayores consecuencias.

La persona se desgasta cuando no es debidamente tratada, lo que puede provocar cambios en su manera de amar.