Acusar al Presidente que asignó el 4% a la educación pública de ser inculto es el colmo del absurdo en sus cuatro acepciones. En efecto, creer que “Danilo Medina no es un hombre culto, ni ama la cultura” es un tremendismo contrario y opuesto a la razón; que no tiene sentido; es extravagante, irregular; chocante, contradictorio.

Afirmar con el rostro de lo más serio que “Danilo Medina no es un hombre culto, ni ama la cultura” es un dicho irracional, arbitrario y disparatado, un absurdo de pies a cabeza.

El nuevo desaguisado lo pronuncia uno de los inveterados críticos de este y el anterior gobierno y quizás crea que le luce porque fue viceministro de Cultura nada menos que del culto don Hipólito Mejía.

Esa credencial bastaría para sustentar su apoyo al reclamo de aumento salarial de “artistas y maestros del arte notables” que si bien lo merecen, ¿creerán también “inculto” al Presidente Medina? ¡Oh Dios! ¡Cuánto odio!