Santo Domingo.-Un “tétrico panorama urbano”, caracterizado por vertederos de basura, calzadas y aceras en progresivo deterioro, talleres de mecánica y ebanisterías, así como lavaderos de carros improvisados, dan la bienvenida a los más de 240 mil visitantes al año del Parque Zoológico Nacional.

Las principales entradas a ese centro de exhibición de especies animales contrasta con la imagen de lo que debe ser una zona turística en cualquier área de la ciudad y se han legalizado allí hasta “centros” de acopio de desechos sólidos que vecinos han optado por reciclar y vender.

Esta última situación se da a pocos metros del puente y final de la avenida Paseo de los Reyes Católicos, donde personas como Francisco Otoño y Ana Isis confirmaron tener permiso de la municipalidad para dicho intercambio económico de desperdicios.

Lavaderos

A pesar de la prohibición de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo para que lavadores de carros ejerzan esa práctica en la calle El Cacique, allí permanecen más de cuatro “cars wash” que, además de derrochar miles de galones de agua que la misma comunidad demanda, también generan putrefacción con el cúmulo de desperdicios y falta de desagües en esa vía.

En la calle Padre Ignacio operan dos paradas de autobuses y carros en total desorden y, por igual, los ductos de basura que facilitaban desde lo alto el vertido de esta, hoy son botaderos a cielo abierto.

En esas vías, vecinos como Berigüete López y Belarmía Montero se quejan de los malos olores, poca iluminación y la delincuencia que tiene como refugio el área verde céntrica, que divide El Caliche y los barrios Arroyo Hondo Viejo y Los Obreros.

Entre otros negocios en completo desorden, opera allí una jardinería que usufructúa el área desde hace 20 años. El espacio dista mucho del parque Cristo Libre, hecho por el ADN.

Una vergüenza ante turistas

Catherine Lockward, encargada de relaciones públicas del Parque Zoológico Nacional, afirmó que han sido infructuosos los esfuerzos y reclamos hechos al Ayuntamiento del Distrito Nacional, a dirigentes comunitarios y a la Autoridad Metropolitana de Transporte para que acondicionen el entorno y regulen el manejo de los talleres y paradas de autobuses.

“Hemos hecho reuniones y misiones de limpieza y de nada ha valido.

Eso es una vergüenza ante los 250 mil turistas criollos y extranjeros que nos visitan; cuando estos llegan dicen: “por fin… salimos del laberinto”.