Con sangre

Con sangre

Con sangre

Independientemente del uso masivo de recursos públicos durante la pasada campaña para la presidencia, cuando usted cuestiona a electores sobre por qué depositaron su voto por Danilo Medina, encontrará que muchos lo hicieron porque “compraron” el mensaje promocionado de que Medina era un hombre diferente. ¿A quién? a Leonel Fernández.

Muchos dominicanos sopesaron las opciones planteadas y decidieron darle una oportunidad al sanjuanero, pues en el caso de Hipólito Mejía se conocía su estilo de gobierno. Aquello fue una especie de “éste no lo conocemos, vamo a ve”

86 días después, la nación percibe qué clase de gobernante tendremos: uno que el mismo día de su cumpleaños, promulga el más aborrecido proyecto de ley que nuestra memoria recuerde; el perfecto borrón y cuenta nueva, la reforma fiscal.

El nivel de desgaste en la popularidad del recién elegido mandatario es abismal y eso es preocupante; nunca nadie se había desgastado tanto, en tan poco tiempo.

Con un principal partido de oposición en sus eternas “gallolocadas”, un presidente electo que encarnaba las aspiraciones de millones, en franco declive y, un ex presidente cubierto por una montaña de corrupción, se puede afirmar que la República Dominicana se encuentra, en este momento, huérfana de liderazgo.

A todo esto, los niveles de inseguridad, de deterioro de servicios públicos, de impunidad, de irrespeto, desigualdad social, etc., se incrementan cada día.

Para empeorar el panorama, especial preocupación genera la iniciativa que camina por el congreso tendente a penalizar a quienes ofendan al presidente de la República, vicepresidente, y otros funcionarios. Creo que debería llamarse el proyecto de “sufrir callao”.

No hay que ser muy inteligente para saber qué pasa cuando una sociedad comienza a tocar fondo, no posee liderazgos representativos, y como si fuera poco, comienza a limitar libertades fundamentales.

Siempre busca la salida…aun sea con sangre.



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