Arréglenla o ciérrenla

Arréglenla o ciérrenla

Arréglenla o ciérrenla

Rafael Chaljub Mejìa

La Dirección General de Seguridad y Transporte Terrestre reveló que la autopista del Nordeste es la vía más peligrosa para el transito en nuestro país.

Sin ser ingeniero, pero por lo que he visto, escuchado y vivido en esa carretera hace tiempo que yo había llegado a esa lamentable conclusión. Hasta escribí por aquí mismo bajo un título parecido.

Ahora dice la autoridad calificada que en esa carretera hay nada menos que trece puntos críticos, que la convierten en la más riesgosa al momento de recorrerla. Y si uno se toma el cuidado de sacar la cuenta de los kilómetros incluidos en esos puntos críticos, notará que casi la mitad del trayecto se incluye en esa categoría, y eso quiere decir que quienes la recorren lo hacen bajo riesgo casi contante de accidente.

La ingeniería sabrá explicar porqué los vehículos van corriendo y de buenas a primeras se deslizan, empiezan a dar vueltas sobre sí mismos y en ocasiones se salen de la vía y van a parar volcados en la cuneta.

Dulce y yo somos usuarios frecuentes de esa autopista y hemos visto vehículos accidentados, a bordo de los cuales a veces viajaban niños; aquí y allá se observan señales dejadas por las gomas en el pavimento de automóviles que se salen de control de sus conductores.

Nosotros mismos, al llegar al cruce de Majagual, manejando yo a velocidad muy moderada, sentimos cómo nuestro vehículo comenzó a dar vueltas, como si flotara a ras del suelo, hasta quedar con el frente para donde llevábamos las espaldas.

Hace menos de un mes, mi barbero, el maestro Andri, regresaba a la capital, con su familia, venía manejando Wilkin Moquete, maestro de mecánica y conductor superprobado, cuando Andri iba a abrir la boca para decir que aumentaran la velocidad porque venían apenas a treinta kilómetros por hora en una cuesta, el vehículo, con gomas en buenas condiciones, se deslizó sin control hasta detenerse al borde del barranco.

Uno no alcanza a comprender cómo pueden suceder cosas así, en una carretera que le ha salido tan cara a este país y que cobra peajes tan altos.

Ya se admite que se trata de una verdadera senda de la muerte. El mal está indicado. Ahora se trata de corregir lo que está mal, y si no hágase lo que nunca se ha hecho con una autopista, ciérrenla.



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