En 1965 la Organización de Estados Américanos validó una intervención militar de Estados Unidos que buscaba, sobre todo, evitar que los dominicanos restauraran la democracia castrada tras el golpe de Estado de 1963 contra el entonces presidente Juan Bosch.
Luego de la llegada de los marines norteamericanos a territorio dominicano, la OEA, en una espúrea, manipulada e ilegal Asamblea, le dio su aval a la intervención y la intentó disfrazar con una mal llamada “Fuerza Interamericana de Paz”.
En aquella oportunidad la misma OEA, para complacer a Estados Unidos, dio como válidas y divulgó una gran cantidad de mentiras sobre lo que realmente estaba ocurriendo en la República Dominicana en ese momento. Llegaron a afirmar que en el país “los comunistas estaban matando niños con sus bayonetas en los parques”.
Pasados 50 años de aquel episodio, la misma OEA propicia una “misión” para venir a la República Dominicana influida por una gran cantidad de mentiras lanzadas contra el país, esta vez propaladas por Haití con el consentimiento de otras naciones y el activismo de las islas del Caricom.
En el caso de esos Estados se han acogido a mentiras y fábulas para evitar que República Dominicana aplique sus leyes migratorias, en el entendido de que si los haitianos no vienen a la República Dominicana irían donde ellos.
Al pisar tierra dominicana, la primera acción de esa comisión debe ser pedir perdón por la infamia de 1965 y comprometerse a no mentir más.
