Víctimas de Oslo se elevan a 93 personas

Víctimas de Oslo se elevan a 93 personas

Víctimas de Oslo se elevan a 93 personas

Oslo, Noruega.-El hombre acusado de los atentados contra las oficinas del gobierno y jóvenes en una isla que dejaron al menos 93 muertos dijo que deseaba provocar una revolución en la sociedad noruega, aseguró ayer  su abogado.

Un manifiesto difundido en internet -que la policía examina y asegura fue publicado el día de los ataquea- despotrica contra la inmigración musulmana a Europa y promete venganza contra los “indígenas europeos”, a los que acusa de traicionar su herencia.

Dijo que éstos serían castigados por sus “actos de traición”.   El abogado del noruego detenido aseguró que su cliente, Anders Behring Breivik, de 32 años, escribió el documento por sí solo.

Aunque la policía dijo que investiga las versiones de que un segundo individuo participó en la matanza de jóvenes en la isla de Utoya, el abogado dijo que Breivik asegura que actuó sólo.   

En el documento se detallan planes para la adquisición de armas y explosivos, e incluso describe una explosión de prueba.

El texto concluye con una nota fechada el 22 de julio a las 12:51, que dice: “Creo que éste será mi último mensaje”.   Ese día, el estallido de una bomba causó siete muertos en el centro de Oslo y, horas después, un individuo disparó contra decenas de jóvenes en la isla.

Informe policial

La policía dijo ayer  que la cifra de muertos en el ataque a tiros aumentó a 86, pero aún no identifica a las víctimas.   Eso eleva a 93 el total de fallecidos en ambos atentados, con más de 97 heridos.

Varias personas continúan desaparecidas en ambos lugares.   Seis carrozas fúnebres llegaron ayer  a la orilla del lago que rodea la isla.

Servicio religioso

El rey de Noruega, Harald V, y su esposa, la reina Sonja, así como el primer ministro Jens Stoltenberg asistieron a un servicio religioso en la catedral de Oslo, al que acudió una gran multitud que incluso se extendió hasta la plaza al exterior del lugar.   

La zona estuvo llena de flores y velas, y la gente que no alcanzó lugar en la catedral se juntaba y se cubría con sombrillas debido a que caía una llovizna.

  El rey y la reina se enjugaban las lágrimas durante el servicio religioso por “el dolor y la esperanza”.   

Al término, la gente sollozaba e intercambiaba abrazos en las calles.



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