Lo más importante en la vida de un hombre no es tanto como comienza, sino como termina.

Los primeros pasos suelen dar una señal del camino que se dispone a tomar el individuo. Lo mismo pasa cuando comienza un gobierno.
Así, en su discurso de toma de posesión como presidente de la República, Luis Abinader envió un mensaje de esperanza, a pesar de la situación extraordinariamente compleja provocada por la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, lo más celebrado por la sociedad ha sido su reiteración de que no tolerará la corrupción, su promesa de que no habrá impunidad con los corruptos del pasado ni con los del futuro, es decir sus propios funcionarios.

José Martí, el apóstol cubano, sentenció que “hacer es la mejor manera de decir”, y tenía razón.

De ahí que la designación de Miriam Germán como procuradora general de la República y de Yeni Berenice como procuradora adjunta, sea más que simples nombramientos, un indicio claro de por dónde viene la flecha.

Y esto ha puesto a temblar a mucha gente. Pero también ha sido como una brisa fresca que aviva la esperanza de una sociedad asqueada de ver como un grupito de delincuentes arrasaba con los bienes públicos, desde propiedades, grandes sumas de dinero hasta los seguidores de Twitter de las cuentas oficiales.

Y este es un buen comienzo.
Harto de tantos casos de corrupción, de tanta impunidad, el pueblo dominicano está ávido de justicia.

Fueron 16 años de depredación casi sin límites de los recursos del Estado de parte de una camarilla que primero se adueñó del Partido de la Liberación Dominicana y se sirvió del partido para servirse del Estado.

La cúpula morada –salvo honrosas excepciones- demostró no tener límites en su afán por enriquecerse a costa del dinero de todos
De ahí que muchos celebremos la designación de mujeres con el temple de Miriam Germán y Yeni Berenice, dos mujeres capaces de llevar sobre si el decoro que les falta a muchos hombres más interesados en enriquecerse que cumplir con sus responsabilidades, como el inquisidor a quien hoy sustituye.

Van con la encomienda de actuar con absoluta independencia del Ejecutivo y tener como guía la Constitución y las leyes, únicamente. Y no dudo que estas mujeres tienen la entereza suficiente para ello.

Se avecinan tiempos de grandes retos. La población lo sabe porque ya muchos están sintiendo los efectos de la pandemia en la economía, además de las pérdidas irreparables de seres queridos.

Y precisamente por esto es que la parte más consciente de la sociedad reclama que los ahora exfuncionarios corruptos sean sometidos a la justicia, y que se les obligue a devolver lo que se robaron.

Esto es una condición primordial para que el gobierno de Abinader tenga moral para exigir más sacrificios a los hijos de machepa.

El pueblo que le dio su respaldo a través de las urnas confía y necesita que lo haga bien, que no apañe corruptos, que no tolere el derroche de los escasos recursos públicos como, lamentablemente hizo el gobierno pasado.