El anuncio de la reanudación de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, luego de 53 años de su ruptura, nos mueve a presentar algunos aspectos políticos, diplomáticos y económicos para cada nación.

Ambos jefes de Estado notificaron este importante suceso. El Presidente Obama señalaba que “el aislamiento no ha funcionado”, anunciando además la libertad de exportar productos a Cuba y la posibilidad de que los cubanos accesen al sistema financiero de EE. UU. En sus palabras motivaba a la apertura y señalaba además que “todos somos americanos”, para dar más peso a su idea de apertura.

Declaraciones similares fueron expresadas por el presidente cubano Raúl Castro. También el papa Francisco lo ha celebrado y declaraciones del presidente venezolano Maduro también han visto de forma positiva este proceso.

En lo político, el presidente Obama, con su popularidad en declive, quiere cumplir algunas promesas hechas desde 2008, así como ante la imposibilidad de reelegirse.

En su campaña prometió el cierre de Guantánamo, la retirada de Irak, la reforma migratoria integral, la reforma en la salud, temas que quedarán como asignatura pendiente del mandatario.

Del lado de los Estados Unidos, acercarse a Cuba representa una contrapartida a los procesos iniciados contra el gobierno de Venezuela, al que han impuesto sanciones, o al gobierno de Moscú, enfrentado por los Estados Unidos y sus aliados por el tema de Ucrania.

Pero a Obama, algunos congresistas republicanos han prometido enfrentar esta decisión, entre los que citamos a Marco Rubio, senador de la Florida, cubano-americano, Robert Menéndez de Nueva Jersey e Ileana Ros-Lehtinen (r), por la Florida, al considerarlo un error político y una reprobable jugada de intercambio de prisioneros (un contratista norteamericano por algunos presos cubanos).

También alegan que las violaciones a los derechos humanos seguirán, sin consecuencias para el gobierno cubano.
No debemos olvidar que en la parte diplomática, la iniciativa de Obama y Castro es parte del ejercicio de la soberanía de cada Estado, dado que las relaciones exteriores corresponden a los Jefes de Estado.

En lo personal creemos que estas relaciones diplomáticas impactarán en el pueblo cubano en su economía, en las condiciones de vida del pueblo, en los derechos humanos, y quizás sea el inicio de un cambio pacífico y sin traumas, acorde a las necesidades de nuestros vecinos caribeños.