No todo hijo de gato caza ratón

No todo hijo de gato caza ratón

No todo hijo de gato caza ratón

Hugo López Morrobel

Aunque muchos crean lo contrario, no todos los hijos de gatos están en capacidad de cazar ratones, por una serie de variables que no se heredan, que no están presentes en los genes de sus descendientes.

Han sido muchos los descendientes directos de grandes figuras que no han podido demostrar ni las mínimas condiciones que sus progenitores, que han sido o son excelentes en los negocios, la política, los deportes, la cultura, y cualquier otra actividad que desarrollen.

Vemos comúnmente a grandes estrategas de la política, en las que sus hijos no han podido seguir los pasos, han sido un rotundo fracaso aunque se lo hayan propuesto, porque si bien se nace con talento, porque hay que trabajarlo, cultivarlo y darle forma.

Esa no es una realidad, a pesar de que sí algunos descendientes directos o indirectos se han destacado más que sus progenitores.

El caso lo traigo a colación porque hace unos días una de las leyendas del boxeo latinoamericano, Julio César Chávez, tuvo que pedir encarecidamente a sus dos hijos que abandonen el boxeo, después de estar haciendo melindrosos espectáculos ante peleadores con un muy bajo nivel competitivo.

El último combate de Julio César Chávez Jr. ante el brasileiro Anderson Silva, 13 años más viejo y con escasa experiencia boxística, dejó muy mal parado al azteca, quien hizo el ridículo con la derrota más humillante del cúmulo recibido de un tiempo a la fecha.

Por lo tanto, se comprueba, que ser hijo de uno de los campeones con grandes condiciones, no garantiza que sus descendientes las hereden.

RD, un país demasiado especial
Las propiedades públicas en República Dominicana han sido un botín que por décadas, han sido usufructuadas por pequeños grupos, sin que el propio Estado se sienta afectado, ya que muchas veces son los propios funcionarios que tienen que velar por su preservación los principales protagonistas de ese pillaje.

Si se hace un trabajo apenas superficial sobre el destino de propiedades estatales tras la caída de la dictadura de Trujillo, se comprueba muy fácil quiénes las detentan, pero que nunca, por causas harto conocidas, ha primado ningún interés de rescatar.

Y esa situación ha venido siendo una constante en todas y cada una de las instituciones que administran o han sido responsables de propiedades estatales, que van desde los ingenios azucareros (CEA), empresas industriales (Corde), y se ha llegado tan lejos que hasta un complejo deportivo ha sido invadido sin que sus depredadores hayan sido tocados ni con el pétalo de una rosa, y eso ya es demasiado, porque han sido sometidos, pero ese expediente duerme el sueño eterno desde hace años, y que no digan que es culpa del Pulpo, el Coral y el 13.