Los almuerzos diplomáticos

Los almuerzos diplomáticos

Los almuerzos diplomáticos

Federico Alberto Cuello

El ingreso de China a la OMC parecía inminente. Pero nada de lo hasta entonces prometido por ese gran país beneficiaba a los exportadores dominicanos.

En breve plazo la misión china en Ginebra recibía una carta solicitando consultas para eliminar aranceles y cuotas aplicadas al azúcar, los cigarros, la cerveza, el ron y un sinnúmero de productos más. Nada sorprendentemente, dicha carta nunca recibió respuesta.

Pocos días más tarde llegó una segunda carta, esta vez firmada por Bolivia, El Salvador, Honduras, Panamá y RD, presentando una lista de peticiones de liberalización aún más numerosa.

Antes de 24 horas firmábamos la aceptación china de todas nuestras solicitudes, abriendo su mercado sin barreras para todos nuestros productos de interés.

Cuando en 1997 se iniciaban en Ginebra los preparativos de la conferencia ministerial de la OMC (Seattle, 1999), el eminente brasileño Rúbens Ricúpero, a la sazón Secretario General de la UNCTAD, convenció a un grupo de países de que debíamos prepararnos mejor para el encuentro y no como en Montevideo (1986), donde a todo dijimos “no” para terminar diciendo “sí” en Marrakech (1994).

Fue el origen de la “agenda positiva” formulada y exitosamente incorporada en el mandato negociador adoptado en Doha (2001), integrando todas nuestras prioridades.

Cuando el Acuerdo de Asociación Económica (EPA) entre los Estados del CARIFORO y de la UE parecía naufragar por los temores caribeños frente a la RD, apareció la fórmula de la “preferencia regional”.

Los más liberales compromisos dominicanos se extenderían tanto a la UE como al resto del CARIFORO.
E igual trato recibirían los más limitados compromisos del resto del Caribe, beneficiando tanto a la UE como a la República Dominicana.

Antes que 51 % de los votantes británicos se decantaran por el Brexit, RD advertía pública y privadamente que se requería renegociar directamente con terceros países como el nuestro la preservación del libre comercio que ya teníamos en virtud de la membresía británica en la UE, bloque negociador de la mayor red de acuerdos de libre comercio vigentes a la fecha.

Porque antes de presentar propuestas de negociación, solicitudes de cooperación o posiciones sobre temas de interés bilateral, se catalizan los consensos en almuerzos o cenas diplomáticas.
Fue en un almuerzo convocado por RD donde se trazó la estrategia negociadora con China.

Fue en una cena convocada por Paquistán donde acordamos formular una agenda positiva para las nuevas negociaciones de la OMC.
Fue en una cena en Santo Domingo con los negociadores europeos y caribeños donde se destrabó el EPA entre el CARIFORO y la UE.

Fue en innumerables almuerzos y cenas tanto en Londres como Santo Domingo que se gestó la negociación del EPA entre el CARIFORO y el Reino Unido.

No hay instrumento más poderoso para crear el ambiente propicio que asegure el éxito de iniciativas como las descritas y como las muchas más asumidas por mis colegas a lo largo de sus respectivas carreras.
Preservemos, pues, nuestra capacidad para catalizar consensos en almuerzos diplomáticos, por una diplomacia activa y efectiva como la que demandan estos tiempos.