La muerte a un clic de distancia

La muerte a un clic de distancia

La muerte a un clic de distancia

German Marte

Dos jóvenes que en principio habían sido reportados por sus familiares como desaparecidos encontraron la muerte tras concertar, vía las redes sociales, una cita con desconocidos.

La muerte de Natanael González y Frederick Pérez Ventura no solo enluta a sus familiares y amigos, sino a toda la sociedad. Pero de las lamentaciones deberíamos sacar enseñanzas para que no se repitan hechos de esta naturaleza.

Veamos, primero, el caso de Natanel González. Su cadáver fue encontrado el pasado viernes en el interior de su vehículo en el parqueo del hospital Hugo Mendoza, 10 días después de que saliera de su vivienda para entregar un pedido de su tienda virtual.

Aparentemente, González fue torturado, pues tenía las manos atadas. Aún las autoridades no han establecido la causa exacta de su muerte.

En el caso de Frederick Pérez Ventura, de 32 años, su cadáver fue localizado el domingo 16 de este mes, tirado en un vertedero de la comunidad La Guáyiga.

Tenía varias heridas de armas blancas, las manos atadas. Por este caso son imputados cuatro jóvenes, incluida una menor de 16 años.

Una crónica de Joan Vargas y Teresa Casado redactada para el periódico El Día dice que “Pérez Ventura fue contactado por el imputado Argenis Nerlis Morillo de los Santos a través de la aplicación (Gay Dating & Chat), usada comúnmente por hombres gays y bisexuales para localizar parejas.

“Pérez Ventura y Morillo de los Santos pautaron encontrarse el pasado sábado, 16 de julio, en un apartamento del residencial Pablo Mella Morales, donde reside el imputado Jeremy de Jesús Rodríguez Evangelista. Ya en el apartamento, Morillo de los Santos ofreció café a su víctima y luego lo llevó a una habitación junto con Rodríguez Evangelista donde, portando cada uno un cuchillo, lo acorralaron y dieron a oler una sustancia desconocida para someterlo”.

La investigación determinó que los imputados mantuvieron a Pérez Ventura drogado desde la 1:30 de la tarde del 16 de julio hasta la 1:00 de la madrugada del domingo 17, cuando dan a oler otra vez la sustancia, dice la publicación de El Día.

En ese intervalo de tiempo Morillo de los Santos y la menor sustrajeron dinero de las tarjetas bancarias de la víctima, mientras que el teléfono celular lo intercambiaron por prendas de vestir. Tras tirar su cadáver en un vertedero, los asesinos intentaron vender el vehículo de la víctima en Bonao, pero al quedar sin combustible lo abandonaron en una comunidad de Cotuí.

Sería injusto culpar a las víctimas de su desgracia, pero quizá ambos jóvenes estarían hoy con vida, si hubiesen sido menos confiados al momento de contactar a personas desconocidas, bien sea para una cita amorosa o para un negocio.

Por eso tengo, finalmente, una sugerencia a quienes usan las redes sociales: no se confíen de ofertas muy atractivas, de lo que en apariencia se vea fácil y ventajoso, porque la muerte puede estar a un clic de distancia, a través de una llamada telefónica o un atractivo mensaje recibido por Whatsapp.

 



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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