Ensayo sobre la lectura, la escritura y el libro

Ensayo sobre la lectura, la escritura y el libro

Ensayo sobre la lectura, la escritura y el libro

La experiencia de los libros ha de basarse en supuestos claros, o se corre el riesgo de complicar la discusión en base a la literatura de los libros.

Existe hoy una nueva generación de lectores y, por supuesto, hay libros muy diferentes al ideal del libro universal, sin discriminar en el área de conocimiento de que se trate.

El leer libros ha cambiado, y la escritura se ha convertido en una actividad desestimulante para la imaginación. Aunque gracias a la literatura de raigambre científica y académica existe la voluntad de verdad y de sinceridad por el conocimiento de la realidad. El libro está a salvo; la lectura nos educa.

Pero está la escritura creativa, la literatura de invención, que gusta mucho a la gente. Se escribe mucho y se lee mucho; hay que tener, sí, mucha cautela; nos corresponde someter al escrutinio qué leemos y qué estamos escribiendo.

Borges -quien dijo que el libro es una extensión de la imaginación y de la memoria–, prefería releer antes que leer un texto, porque ello es más importante (él tenía culto al estudio).

La moraleja es que la lectura de un libro tiene una connotación distinta a la primera vez. La segunda lectura viene a decirnos si estamos claros con algo que una vez pasó y que ahora nos aporta conciencia o felicidad. Muchas son las referencias de los grandes maestros de la escritura: Montaigne, Benjamin, Bachelard, Borges, Barthes, Roa Bastos, García Márquez, Sartre y recientemente el Nobel chino de literatura, Mo Yan, cuyo discurso de aceptación lo tituló “El cuentacuentos”, relata que la comunidad donde nació no había libros, y que la gente, en la plaza, contaba cuentos, que se transmitían a los demás.

Si la escritura consolida el conocimiento, la lectura nutre nuestros sentimientos. Cuando elaboramos ensayos académicos (cuyo rasgos distintivo es que hay que entregarlos en un tiempo muy reducido), aquellos que han tenido experiencia de escritura y de lectura, el espíritu se gratifica y desea adquirir nuevos conocimientos; en cambio, quien no ha leído de forma constante, ni ha dedicado esfuerzo a escribir, el espíritu vive atormentado.

El primero será un profesional democrático; el segundo, un demagogo.
Gracias damos a los consejos de Federico Henríquez Gratereaux sobre la importancia de la escritura, en “La gimnasia del escribano” (“La Feria de las Ideas”, 1990). Gracias también al extraordinario Seminario sobre ´Pautas para la investigación y redacción de textos científicos y literarios´ (Unapec, 10-14 de febrero, 2014), del profesor español, Manuel Maceiras.

La lectura es una profunda indagación de la humanidad. No creo conocer mejor felicidad que eso. A los jóvenes que anhelan ser escritores, a los intelectuales, que escriben y que desean salir en la prensa (porque los pueblos quieren referencias de sus autores), decirles que escriban siempre que puedan.

Escribir a diario, aunque no sea un diario. “El uso de los iPad.,de las tabletas, no es lo mismo que escribir, sino cifrar mensajes”.



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