El fenómeno migratorio en “Over”

El fenómeno migratorio en “Over”

El fenómeno migratorio en “Over”

José Mármol

El tema migratorio es de neurálgica importancia en “Over”, novela de Marrero Aristy, porque lo era, y sigue siéndolo, para la industria azucarera y para otros sectores de nuestra economía.

“Cocolos y haitianos vinieron este año, como siempre, encerrados en las hediondas bodegas de vapores de carga, de lentas goletas, o en camiones, apretujados como mercancías” (Santillana, 2016, p. 83).

La cantidad de hombres que transportan supera en dos o tres veces la capacidad de los buques o los camiones.

En los barcos “los negros pasan días y noches, los unos encima de los otros, alimentándose con pan y sardinas de latas que les son suministrados por los que el central envía a reclutar hombres a Haití y a las islas inglesas.

Esto les revuelve los estómagos a los demás y entonces el vómito se llega a generalizar, hasta quedar la bodega en condiciones tales que no se encuentra lugar donde poner un pie” (p. 83). Los que viajan en camiones desde Haití hasta el central lo hacen de pie en las cajas de carga.

El exceso de personas provoca volcaduras y muertes. Llegan, por mar y tierra, al ingenio, “molidos, indefensos, y se dejan arrear en rebaños.

En un corral de alambre de púas, encerrados como ganado, vigilados por los policías del central que rondan cejijuntos, armados de revólver y machete, son contados y apartados, para ser remitidos a las diversas colonias” (p. 84).

Esos viajes en camiones o autobuses continúan, por la inmigración descontrolada de obreros haitianos que, a resultas de la entrada en vigor de la polémica sentencia del Tribunal Constitucional 168-13, relativa al caso de la ciudadana Juliana Deguis Pierre -que dio lugar a la Ley 169-14, que establece un régimen especial para personas nacidas en República Dominicana, pero, inscritas irregularmente en el Registro Civil y sobre el proceso de naturalización-, son devueltos a su país por los pasos fronterizos de Jimaní y Dajabón.

El actual Pequeño Haití, barrio de Santo Domingo ubicado en las inmediaciones del Mercado Modelo, constituye una representación de las deplorables condiciones de vida del central.

Un logro importante, en términos del lenguaje como materia prima en la obra literaria, es el cuidado que pone Marrero Aristy en la transcripción fonética de variantes sociolectales del español cibaeño y sureño, así como de los dialectos derivados del créole (criollo) y de cierto “spanglish” balbuceado por los inmigrantes del Caribe angloparlante.

Una práctica escritural que inició en “Balsié” (1938), con sorprendentes hallazgos estilísticos. Además, es interesante notar cómo el “tempo” de la narración responde al movimiento pendular u oscilación, desde un tiempo muerto al inicio y desarrollo de la zafra, hasta el retorno al tiempo muerto que paraliza la dinámica del central.

La locomotora, simbolizada como “la bestia”, se detendrá, para suspender, también, la vida del central y de su gente, buena parte de la cual regresará temporalmente a sus países cercanos.

Con una nueva zafra recomenzará, una vez más, la voracidad insaciable del central, la “agonía del más”.
Bajo esa lógica inhumana del engaño representado en “dar over”, en alienarse en la procura del más y la reificación del hurto descarado a seres indigentes y oprimidos; lógica en que cobran extraña fuerza y simbolismo -más allá del drama, desazón, desamparo e infortunio que sobre ellos pesan en la trama de la ficción- la vida cotidiana y el pensamiento y emociones contradictorios de Daniel Comprés y la multitud de personajes, explotadores y explotados, ángeles y demonios, que van a perpetuarse en la prosa y la imaginación del también desdichado y trágico escritor y político que fuera su creador.



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