Descalificaciones y violencia discursiva imperan sobre propuestas en último tramo de campaña electoral

Descalificaciones y violencia discursiva imperan sobre propuestas en último tramo de campaña electoral

Descalificaciones y violencia discursiva imperan sobre propuestas en último tramo de campaña electoral

SANTO DOMINGO.-A tan solo cuatro días para la celebración de las elecciones presidenciales y congresuales, los candidatos se han concentrado en reforzar sus discursos proselitistas en función de sus estrategias de campaña.

Advertencias, identificaciones con causa, descalificaciones, invitaciones a abandonar el partido al que se profesa membresía, reacciones a prácticas de campaña sucia y el abandono de las propuestas de gobierno por la campaña negativa han sido los matices que han destacado.

El presidente Danilo Medina (como era de esperarse) se ha integrado masivamente a la campaña electoral para promocionar a los candidatos del Partido de la Liberación Dominicana.

Si bien el presidente no es candidato presidencial, su presencia fue requerida en las calles por sus seguidores luego de que Gonzalo Castillo no fuera favorecido con las firmas encuestadoras de prestigio.

Al dirigirse a los peledeistas Medina ha sido enfático al decirle a sus seguidores que deben defender el voto en las mesas electorales, que deben de votar temprano por la reducción del horario de las elecciones y que está trabajando para que Gonzalo Castillo gane en primera o segunda vuelta.

También ha insistido en retener el control del Senado y restaurar el control que tuvo en la Cámara de Diputados para que de Castillo ser electo, pueda gobernar sin las complejidades que acarrea no tener un Congreso a su favor.

A su vez, Castillo ha procurado calar entre los sectores conservadores definiéndose como “un hombre creyente en Dios que viene de una familia católica, formado en valores cristianos, y desde pequeño mis padres me inculcaron que debemos ponernos en manos del Todopoderoso”.

Las mujeres y los jóvenes también permanecen en su radal de captación de simpatías.

Pero el PLD no la tiene nada fácil con las sutiles descalificaciones de un excompañero de partido, Leonel Fernández, que también compite por la nominación presidencial esta vez por la Fuerza del Pueblo y cinco partidos aliados.

Estas descalificaciones han aumentado exponencialmente en los últimos días cubiertas por una multiplicidad de entrevistas concedidas por Fernández donde aprovecha además para exhibir su fortaleza discursiva.

Fernández ha catalogado como campaña sucia la vinculación de miembros del Partido Revolucionario Moderno ya en el último tramo de campaña.

Ha dicho, aunque sin perder la compostura que el candidato presidencial del PLD “no tiene opinión sobre los temas de interés nacional”.

Y ha repetido hasta el cansancio que, la única forma de retener el poder que tiene el PLD es apoyándole a él en una eventual segunda vuelta. Una forma de captar el voto duro de sus antiguos correligionarios.

En el caso de Luis Abinader candidato del PRM este se ha reintegrado a la campaña tras superar el COVID-19. Abinader también advierte a sus seguidores sobre las irregularidades en las que entiende podrían incurrir los seguidores del PLD.

“Lo que tenemos hoy es un Gobierno desesperado, un gobierno y un partido capaz de hacer cualquier cosa, de inventar cualquier cosa, y de utilizar la justicia y las fuerzas militares para intentar mantenerse en el poder”, ha expresado Abinader.

Habla hasta la saciedad sobre el cambio, la bujía que le ha llevado a calar según las encuestas como el favorito para ganar las elecciones en función del desgaste del gobierno actual.

Finalmente, Guillermo Moreno al igual que los demás ha reforzado su discurso con advertencias sobre (según entiende) lo perjudicial que sería para el país seguir siendo gobernado por el PLD.

Ha comparado la gestión peledeista a la mismísima pandemia del Cornavirus al tiempo que repite su predilección por el discurso anticorrupción y a restauración de la institucionalidad en el país.



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