De la India a la calle 42 de Capotillo ¿es factible?

De la India a la calle 42 de Capotillo ¿es factible?

De la India a la calle 42 de Capotillo ¿es factible?

Aunque no se contemple de manera específica en los convenios firmados entre la República Dominicana y la India, a raíz de la exitosa visita realizada por la Vicepresidenta Raquel Peña a la enigmática nación asiática, resulta bueno sugerir (y esperar) que la cooperación hindú en el país no se centre solo en la macroeconomía y atracción de grandes capitales de inversión directa.

La India, que –según la definición de Wikipedia- es “una república federal del Sur de Asia, que comprende —junto a Pakistán, Bangladesh y otros países más pequeños— el denominado subcontinente indio o región del Indostán”, está en pleno apogeo de su desarrollo. Y como tal, está supuesta a robustecer sus relaciones y, por ende, incrementar su ayuda para  contribuir al empuje socio-económico de nuestro país, lo cual agradeceremos infinitamente.

Pero ¿se ha contemplado la posibilidad de que esa potencial asistencia que nos pueda proporcionar la India llegue, por ejemplo, a la calle 42 del barrio Capotillo del Distrito Nacional? Claro que no.

No obstante, se puede “hacer la diligencia”, como diría el ex Grandes Ligas y Salón de la Fama del Béisbol, David Ortiz. Se debe procurar que haya sectores de la sociedad dominicana que puedan ser vitalmente impactados por cualquier tipo de asistencia que provenga de esta gran nación. Y no importa, sus aportes por sencillos que parezcan podrían tener un gran efecto socio-económico e importancia social, especialmente en barrios marginados de nuestra sociedad.

Los gurús de la economía colocan a la India como la tercera potencia económica mundial, obviamente después de China. Pero resulta que, por su impetuoso crecimiento económico, ya hay especialistas que entienden que dentro de poco la India superará a China y competirá muy de cerca con el coloso del Norte, Estados Unidos de América.

Según despachos de prensa fechados en Nueva Delhi, la “India y República Dominicana firmaron dos memorandos de entendimiento de cooperación en ciencias oceánicas y regulación de productos médicos”.

Los convenios fueron firmados entre el vicepresidente de la India, Shri Jagdeep Dhankhar y la vicepresidenta dominicana Raquel Peña. Las autoridades de ambos países discutieron, además, sobre asuntos bilaterales, regionales y multilaterales de interés mutuo.

Hace cierto tiempo, cuando todavía República Dominicana no tenía una relación formal con la India y, por tanto, no teníamos una embajada hindú en el país, la nación asiática nos ofreció un tipo de cooperación de extraordinaria sencillez, la cual fue dirigida a sectores sociales que entonces, y todavía ahora, serían vitales para reivindicar a pobladores que viven arrinconados en los entramados de una sociedad como la nuestra.

¿En qué consistirán esas asistencias? Se trata de programas de formación para trabajadoras de servicios domésticos, adiestramiento sobre manualidades, así como capacitar taxistas en el dominio del idioma inglés, de manera que puedan ofrecer servicios en el creciente sector de la industria turística. Esas ofertas de cooperación las recogimos como noticia en el periódico El Siglo donde laboramos como reportero, o sea, que están ahí y que solo habría que reactivarlas.

De aquello hace ya muchos años. Las relaciones diplomáticas de la India con República Dominicana tienen ya 25 años, los cuales se cumplirán próximamente.  Ha sido mucha el agua que ha corrido bajo el puente. La India, que era una nación del tercer mundo, en busca de su desarrollo, se ha transformado en un país con un perfil de potencia económica que según se señala, compite con poderosas economías como las de China y Estados Unidos.

Por tanto, esa cooperación del Estado hindú podrá ahora ser más factible. Los convenios firmados, sin embargo, están orientados a la macroeconomía, comercio, exportaciones e importaciones, industria farmacéutica, etc. lo que indudablemente es bueno. Sería interesante, sin embargo, que también se retomen aquellas viejas ofertas que contribuyan a reivindicar a los sectores de las trabajadoras domésticas, taxistas y amas de casa, entre otros.

En ese sentido, el gobierno dominicano podría tomar iniciativas dirigidas a lograr que la India preste una especie de ayuda y financiamientos, independientemente de los convenios ya firmados, para instalar escuelas de formación de jóvenes mujeres en los barrios del país. La capacitación de éstas estaría orientada a prepararlas para que laboren en los hoteles y otras áreas turísticas. Igual puede hacerse con la capacitación de taxistas bilingües, como forma de mejorar la calidad de los servicios que estos ofrecen a los visitantes extranjeros.

Específicamente, sugerimos que a partir del robustecimiento de las relaciones con la India, logrado por el gobierno y rubricado por la vicepresidenta Raquel Peña en su viaje a la mística nación asiática, las autoridades dominicanas se apresten a:

1)       Que el INFOTEP con asistencia técnica hindú instale en el sector de Capotillo de la capital, una Escuela  Móvil de formación para jóvenes mujeres interesadas en laborar en los distintos campos laborales de la industria hotelera o como amas de llave (domésticas) en hogares.

Tengo la certidumbre de que, con esta iniciativa se evitaría que muchas jóvenes de ese barrio y otros barrios sean atrapadas por los vicios y la prostitución, en razón de que éstas se harían laboralmente independientes. Además, se salvaguardaría que estos puestos laborales sean ocupados por extranjeros.  Se les prepararía para que, si por alguna razón tienen que emigrar, puedan integrarse a trabajos dignos en hoteles o como servidoras de residencias particulares, sin tener que  prostituirse.

2)       Gestionar a través del INFOTEP y el Ministerio de Turismo que el gobierno de la India patrocine escuelas de formación de “taxistas bilingües” en zonas turísticas del país. Con estas escuelas se lograría elevar la calidad del servicio que se ofrece a los turistas. Pero también, se capacitará a un buen núcleo de emigrantes dominicanos que se ganarían la vida en otros países como conductores de taxis.

3)       Lograr que la India patrocine también la creación de Escuelas de Manualidades y creaciones artísticas, dirigidas a jóvenes que deseen prepararse en bordados y tejidos artísticos para consumo de la industria de la moda y ventas como piezas artesanales en las zonas turísticas.

4)       El Gobierno puede gestionar asistencia técnica hindú a través del INFOTEP para instalar una Escuela Móvil para la formación de albañiles y otros obreros de la construcción. Esta Escuela se llevaría a un barrio en específico donde se podrá reclutar a jóvenes del lugar para que estudien estos oficios. A éstos, en tanto se capacitan, les darían un incentivo de salario mínimo hasta que terminen su formación que podría durar tres y seis meses, y hasta un año, dependiendo.

Esas sugerencias tienen una base socio-económica y responden a ofertas que las autoridades hindúes habían hecho al país en años anteriores, pero que por alguna razón no aprovechamos.

Estas formaciones laborales básicas sirvieron de mucho en un tiempo a los propios hindúes. En una ocasión la mayoría de los taxistas de Nueva York y de otras grandes urbes del mundo eran de la India, y eso, según se dijo entonces, se debió a que en su país los capacitaban para taxistas.

Igualmente, las “amas de llave” de la India eran preferidas en las naciones a donde emigraban. Eran las predilectas para el arreglo de habitaciones hoteleras por la delicadeza, el buen gusto y el aspecto agradable que daban en sus servicios.

Estos emigrantes hindúes, que abandonan su gran nación debido a factores socio-económicos, se convirtieron en un tiempo en grandes proveedores de divisas para su país.

En un hotel colonial de Washington, muy cercano a la Universidad de Washington,-a donde asistí para tomar cursos de capacitación junto a otros colegas dominicanos, dirigidos por el colega ido a destiempo Leo Hernández, me encontré con la grata sorpresa de que era una dominicana la jefa de las mujeres que trabajaban en el cuidado de las habitaciones.

En ese mismo hotel la gerente y el jefe de Mantenimiento eran dominicanos. Tenían ese hotel centenario como un percal, y de las habitaciones, ni decir, como algo de ensueños.

¿Qué eso quiere decir? Que aquí está el talento y que debemos aprovechar para su capacitación la coyuntura que nos presenta este fortalecimiento de las relaciones con la India.

Con esas sugerencias, según mi sano entender, el gobierno intervendría al barrio Capotillo como pidió el diputado oficialista, Ramón Bueno, y con ello rescataría a cientos de jóvenes de esa y otras barriadas que, si todavía no están perdidos, se les ofrecerían las herramientas para que no caigan en el escabroso camino de su perdición.

*El autor es periodista. 



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