Carta de México

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Antes de abandonar París y tomar rumbo hacia Nueva York, aproveché para visitar tres lugares de mi interés: uno, relativamente viejo, el Museo Branly.

El segundo, rehabilitado después de ocho años de trabajos de remodelación y comisariato, el Museo Picasso. Y el tercero, recién inaugurado, el centro cultural de la Fundación Vuittton.

El Branly, obra del reconocido arquitecto Jean Nouvel, está centrado en los pueblos originales del mundo. En esta ocasión la exposición está dedicada al pueblo maya.

La cultura revive ahora en París gracias a una exposición de máscaras de jade, calendarios olmecas, y otras piezas provenientes de la parte mexicana del antiguo imperio maya.

Aunque también hay una aportación del territorio guatemalteco. La colección consiste de 400 obras y está titulada ¨Mayas, relación de un tiempo sin fin¨, y estará expuesta al público hasta febrero de 2015.

Recomiendo la exposición, la arquitectura del edificio, los jardines al borde del Sena a un paso de laTorre Eiffel. El segundo fue el recién reabierto Museo Picasso.

Localizado en el tradicional barrio parisinode Le Marais, albergado en el Hotel Solé, entendiéndose que el término significa mansión privada.

Es una de las mansiones particulares más hermosas de la ciudad. El jardín es un lugar de belleza que invita al descanso y la meditación.

La exposición incluye más de doscientas obras de Picasso y otras de algunas de su colección que incluyen a Matisse, Braque, Modigliani, Gris y Giacometti, entre otros. Cuando en París, la visita es de rigor.

Y el tercero fue el más reciente, la majestuosa obra de la Fundación Vuitton del reconocidísimo Frank Gehry, autor del Guggenheim de Bilbao, y premio Pritzker 1989, entre otros galardones.

Es una estructura gigantesca de vidrio, titanio y otros materiales transparentes representando un ave en reposo.

Está precisamente en el Jardin dÁcclimation en el Bosque de Boulogne. Se va a convertir en otro símbolo contemporáneo de la ciudad. Como lo fueron el Centro Pompidou y la Pirámide del Louvre. La visita bien vale una misa.



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