Abran las cárceles

Abran las cárceles

Abran las cárceles

Venecia Joaquín

Robar es tomar lo ajeno. La forma de sustraerlo depende de la necesidad, ambición, posición, de los vacíos en la formación.

Hay quienes lo hacen con estrategia, usando testaferros, estableciendo negocios, fundaciones y empresas. Otros son más rústicos, están desesperados.

En algunos funcionarios, administradores de los bienes del pueblo, donde los recursos son miles de millones, la ambición se desborda.

Tranquiliza que a veces surge alguien lleno de dignidad y coraje que los detiene. Lo somete a la Justicia, sin importarle que haya sido Presidente de la República, legislador, alcalde o quien sea. Duele que los infelices confíen en alguien, sin recursos económicos igual que ellos, lo elijan para ocupar una posición desde donde los ayude y en dos o tres años, llegue a convertirse en multimillonario, mientras ellos mueren por falta de comida y medicina.

Duele que prometieran combatir la miseria, corrupción y trabajar por la justicia social, pero al llegar al poder usaron su talento no solo para robar, sino para blindarse y enlodar la justicia. Buscaron jueces débiles y ambiciosos para formar las altas cortes, de los que al igual que ellos usan el talento, para sacar ventajas personales.

No sé cuántos presos tenemos en las cárceles por robar salami, cien pesos, etc. Deberían hacer un inventario. La suma total en dinero usurpado no llega ni a una cuarta parte de aquellos a quienes les han archivado el expediente, porque la Justicia dice que supieron ganarse cientos y miles de millones en doce años.

Deberían cerrar las Altas Cortes del Poder Judicial. Lo único que hacen es motivar al robo en grande, porque solo así la impunidad está garantizada.

Para que haya un poco de justicia, de criterios normativos, apoyaría que abrieran las puertas de las cárceles, para que salgan de ahí los ladronzuelos, los que han sustraído comida y pequeñas sumas.

Eso sí, en la medida que vayan saliendo, pellizcarlos bien fuerte, para que nunca olviden que el robo debe hacerse en grande. Además, es una forma de decirle que estaban presos, no por robar, sino por no lograr lo suficiente para saciar las apetencias de los jueces y las Altas Cortes.



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